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"Ya son cinco víctimas vinculadas a este flagelo que azota a Morillo", sostuvo refiriendo a que 5 chicos se quemaron y hasta ahora son dos los que murieron. El chico falleció internado en grave estado en el Hospital San Bernardo se llamaba Gregorio Gómez. Tenía entre 14 y 16 años y pertenecía a la comunidad wichi de La Cortada en Morillo.
Gregorio estaba hundido en su enfermedad de drogas y alcohol. El parte médico que le dieron decía algo así que “su deceso se produjo porque tenía una grave afección a los pulmones”. El relato sobre cómo fue el hecho es confuso. Algunos dicen que los jóvenes se arrojaron alcohol o nafta y otros que la desgracia está vinculada al consumo del alcohol etílico, inhalación de nafta y adicción a las drogas.
Cuando Reynaldo Ferreyra, alrededor de las 21 horas, tomó el micrófono y dio la noticia de su muerte en medio del acto en el que estaban hablando los referentes de las comunidades wichis, el pesar se ahondó y generó un mayor repudio entre los vecinos y representantes de las comunidades que habían participado de la marcha.
Analizan tomar medidas extremas
A partir de ese momento, con la bronca y el consenso de todos los presentes. Ferreyra repitió durante el acto que “si no hay una acción de parte de las autoridades y funcionarios de Coronel Juan Solá (Morillo) que impida la venta de alcohol o venta de drogas, tomarían medidas más severas.
Se barajó que los reclamos podrían consistir en “presionar a los comerciantes, cortar las rutas y parar a los camiones que transportan alcohol bajar la mercadería y quemarla, no podemos soportar más la situación que estamos viviendo”, concluyeron.
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