Esto referido a que se trata de un día de precepto. El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX promulgó un documento llamado "Ineffabilis Deus", en el que estableció que el alma de María en el momento en que fue creada estaba adornada con la gracia santificante.
"Desde el momento en que fue concebida por sus padres, por gracia y privilegios únicos que Dios le concedió, fue preservada de toda mancha del pecado original. Desde entonces, esta es de las verdades que los católicos creemos, aunque a veces, no entendamos. Todo inmerso dentro de lo que se denomina el Dogma o artículo de la fe”, sostienen los sacerdotes cuando se les pregunta sobre este tema.
La figura de María tiene un lugar muy especial dentro de la Iglesia Católica por ser la Madre de Jesús, por haber aceptado llevar en su vientre lo que cambiaría la historia del mundo.
Sólo a Ella Dios le concedió el privilegio de haber sido preservada del pecado original, como un regalo especial.
En el Catecismo de la Iglesia Católica se puede leer acerca de la Inmaculada Concepción de María en los números 490 al 493. "El alma de María fue preservada de toda mancha del pecado original, desde el momento de su concepción", puntualiza el texto.
La figura se enaltece, si se tiene en cuenta que en aquellos años una mujer embarazada podría perder la vida al ser apedreada. Sin embargo el “si” que le da al ángel mensajero, para llevar en su vientre a Jesús, muestra su valentía de aceptar lo que viniera.
Enmarcado en el "Tercer Adviento"
La celebración de ayer se enmarca en lo que se llama el tiempo del tercer Adviento, en preparación para la Navidad.
En este camino hacia el nacimiento de Jesús la feligresía se prepara para recibir al Salvador.
La fiesta en Roma
El papa Francisco se trasladó a la plaza España de Roma, donde rezó en silencio ante la imagen de la Inmaculada Concepción, y le pidió a la Purísima que interceda por los niños que son abandonados y explotados en el mundo.
¨¡Oh María, Madre nuestra Inmaculada!, en el día de tu fiesta vengo a ti, y no vengo solo: traigo conmigo a todos aquellos que tu Hijo me ha confiado, en esta ciudad de Roma y en el mundo entero, para que tú los bendigas y los salves de los peligros¨, expresó y agregó: ¨Te traigo Madre, a las familias, que llevan adelante la vida y la sociedad con su empeño cotidiano y escondido; de manera particular a las familias que hacen más esfuerzo debido a tantos problemas internos y externos”.
Bendiciones de flores
Tras la invocación a la Inmaculada Concepción, el pontífice bendijo un centro con rosas blancas con una cinta blanca y amarilla, que fue transportada a los pies del monumento por dos guardias. Luego saludó a los fieles que se acercaron al lugar, y bendijo tanto a niños como a personas enfermas, con discapacidad y ancianos en sillas de rueda.