Barboza, murió en 1965, fue padre de nueve hijos, y se casó con Celestina Prieto. Fue un reconocido defensor de los derechos laborales de los campesinos ante las desigualdades sociales y económicas del siglo pasado, de las cuales muchas aún persisten.
Y es que los dueños de las tierras, en su mayoría descendientes de familias tradicionales y adineradas pagaban a los peones, todos ellos originarios, con un poco de granos y con la posibilidad de vivir en sus tierras.
Es por eso que Barboza decide levantarse reclamando una justa remuneración y el 4 de septiembre de 1964 participa de la primera reunión que se realizó en el edificio municipal entre los peones pastajeros y los propietarios de las fincas de Cachi adentro, San José de Cachi, Angastaco, San Carlos, Molinos, Payogasta y La Poma para arribar a un acuerdo. En ese entonces Barboza representaba a la Federación Argentina de Trabajadores Rurales (Fatre). También participó un representante de la Confederación General del Trabajo (CGT).
El acuerdo entre pastajeros y finqueros establecía que las remuneraciones para el peón eran del 60% en dinero y 40% en especies que consistía en la posibilidad de tener pastaje de ganado mayor y menor en las tierras de sus patrones, sin límites de números a campo abierto y una parcela que no podía ser inferior a tres hectáreas, con riego, según los usos y costumbres del lugar.
A su vez, los patrones podían verificar si las cabezas de ganado que pastaban en sus tierras pertenecían a las familias de los peones. Los peones estaban autorizados a vender las producciones de las parcelas como frutos y animales. También podían pastar ganado en terreno de los propietarios cuando no tenía la capacidad de hacerlo en sus propios terrenos.