Mediante el Programa de Padrinazgo que lleva adelante la municipalidad, se construye una nueva gruta en honor a Juana Figueroa. La actual que está ubicada en un sector del canal de avenida Hipólito Yrigoyen, será reubicada en un espacio público situado al frente, en intersección con calle Talavera.
Ernesto Maciel se convirtió en el padrino para continuar con el mantenimiento del predio destinado para tal fin. El secretario de Ambiente, Federico Casas, concurrió ayer al lugar y remarcó que “este es un padrinazgo especial, porque Maciel es devoto desde hace 31 años de Juana Figueroa y siempre mantuvo, por decisión propia, la gruta ubicada en la vereda del canal Yrigoyen.
Hoy vemos cómo con entusiasmo avanzó en la construcción, instaló bancos, colocó plantas y pinos y dos faroles para brindar iluminación”. Casas explicó que si bien este vecino se convirtió en padrino del espacio público y ahora será el encargado de la limpieza y el cuidado, “la Municipalidad le brindará el apoyo y el recurso que necesite para tal fin”.
Juana Figueroa fue asesinada el 21 de marzo de 1903 -se cumplirán 114 años- por su marido, quien arrojó el cuerpo a la llamada zanja del Estado, hoy canal Yrigoyen. Allí se inició su leyenda y devoción milagrosa.
La historia según un diario de la época
Juana Figueroa falleció en 1903. La mató su marido. Aquel día, el periódico salteño "La Montaña" tituló: "Hhallazgo fúnebre". La crónica se contaba asi: Ayer por la tarde algunos menores, hijos del administrador del Cementerio, en circunstancias que se dirigían a bañarse en la corriente de agua de La Zanja del Estado, en la dirección de la calle San Luis, a una corta distancia del este del Puente denominado Blanco, sintieron un olor nauseabundo que parecía salir del medio de los yuyos de ese punto. Los menores de referencia dieron aviso a sus padres del hallazgo fúnebre y acto continuo éste se apresuró a dar cuenta a la policía”.
Días después, publica que “como consecuencia de la denuncia aparece una mujer llamada Juana Figueroa de Ponce, manifestando que una sobrina de nombre Juana Figueroa, de 22 años, casada con Isidoro Heredia, carpintero; había desaparecido hacía tiempo y sospechaba que el cadáver hallado en el Puente Blanco podría tratarse de ella”.
Nuevamente, al igual que en el caso de Sanhueso, la justicia local encarceló al culpable. Esta vez, el marido de la difunta, Isidoro Heredia, carpintero, fue condenado a prisión por asesinar a su esposa de un golpe en la cabeza, con una herramienta de trabajo.
