“En siete años fuimos censados por Tierra y Hábitat, pero la persona a la que se la adjudicaron reclamó y estamos esperando que nos desalojen, pero no tenemos a dónde ir. Nosotros tomamos el terreno porque estaba abandonado y realmente no teníamos dónde ir. Estuvimos antes en la casa de mi mamá, pero éramos siete hermanos que estábamos amontonados”, dijo a Nuevo Diario Pablo Villa, pareja de Flores.
El hombre agregó que el nuevo adjudicatario vive a la vuelta del terreno en cuestión y que dice que lo compró pero que nunca lo ocupó. Aseguró que inició trámites en Tierra y Hábitat para que les otorguen un terreno para construir. El lote 13 de la manzana 22, que usurparon siete años atrás, tiene ya una prefabricada instalada.
El abogado de Flores, Juan Pablo Ignes, precisó que Tierra y Habitat la censó durante varios años, permitiéndole vivir allí implícitamente, como si fuera un derecho adquirido. Agregó que “en la gestión anterior de Tierra y Hábitat decidieron adjudicar el terreno a otra persona, sabiendo que ella ya había construído su casa. De esta forma están sobrepasando los derechos que dan las garantías constitucionales haciéndole un juicio de desalojo”.
Ignes presentó un recurso de revocatoria para que el desalojo no se concrete. “Si Tierra y Habitat admitió por tantos años que ellos habitaran el terreno y lo permitió, no puede venir en estas instancias a pedir un desalojo. No lo hizo cuando debían”, concluyó el abogado.