Por esa vía, a las 7.30, un móvil de la Gendarmería Nacional transitaba de Rivadavia Banda Sur a Orán, con tres efectivos.
Viajaban en una camioneta identificada y con las balizas encendidas, cuando de frente lo hacía Amador con un cómplice, en la Ford Ranger.
En la caja y asientos traseros iban 418 kilos de hojas de coca, por lo que Hugo Armando Amador, que iba al volante, realizó un giro en “U”, pero luego volvió sobre los gendarmes, quienes ya habían instalado los conos para hacer el control.
Lejos de someterse a la voz de alto de los uniformados, Amador comenzó a zigzaguear, para luego acelerar con dirección a los gendarmes, parados en medio de la ruta. Al ver que Amador no iba a detenerse ni desviarse, los gendarmes se arrojaron a un costado.
Con el camino libre, los contrabandistas se estrellaron con la camioneta de los gendarmes, tras lo cual se detuvieron a unos 300 metros, ya que el rodado había sufrido un desperfecto debido al impacto. Al acercarse a la camioneta que los embistió, los gendarmes observaron que, del lado del acompañante, dos hombres hacían el esfuerzo por salir del rodado. El primero, con remera roja, ingresó a una finca y fue seguido por Amador, quien fue detenido enseguida.
Imputación
El viernes pasado, en la audiencia de imputación, el fiscal federal subrogante de Orán, Luis Valencia, presentó el caso ante el juez federal de Garantías, Carlos Martínez Frugoni, circunstancias en que imputó a Amador el delito de “homicidio calificado, por ser cometido en perjuicio de un miembro de seguridad, en grado de tentativa, en concurso real con encubrimiento de contrabando en la calidad de autor”.
Asimismo, y dada la gravedad del hecho, pidió la prisión preventiva del acusado, un conocido contrabandista de Orán.
“Amador presenta varios antecedentes de procesos abiertos, todos ellos por delitos de atentado y resistencia a la autoridad y amenazas, entre otros”, explicó el fiscal, quien agregó que en su contra existen causas penales iniciadas desde 2007, 2011 y 2012, todas bajo el sistema mixto, y que incluso registra dos procesamientos por delitos de resistencia a la autoridad, con lo cual el fiscal resaltó que Amador, en vista de sus antecedentes, había hecho del delito un modo de vida.
Marcelo Milanesi, abogado defensor, sólo atinó a pedir la libertad de su cliente en base a que se trata del único sostén de su familia. Este argumento, sin embargo, no fue tenido en cuenta por el juez, quien al resolver hizo lugar a la imputación requerida por la fiscalía, como así también ordenó la prisión preventiva de Amador, quien seguirá preso.
Para el fiscal la conducta del acusado fue “temeraria”
En su exposición, el fiscal Luis Valencia resaltó la gravedad del hecho y recordó un episodio similar ocurrido en la ruta 50 el 27 de mayo de 2012, cuando un auto arrolló al gendarme Rolando Mendoza, quien intentaba detener un auto cargado con mercadería ilegal.
Valencia indicó que “esta clase de maniobras temerarias ejecutadas para evadir el control de la fuerza de seguridad son comunes, por lo que la justicia debe responder de manera ejemplificadora a fin de poner un tope a hechos que, como el caso de Mendoza, son altamente peligrosos”.
Valencia informó que la mercadería que transportaba Amador fue valuada en la suma de 3.040.000 de pesos y pidió un plazo de investigación de 45 días.
“En su accionar delictivo, y en busca de evadirse, Amador desplegó una conducta temeraria. Con ello, evidenció el desprecio por la vida de los gendarmes, contra quienes avanzó sin importarle más que su único objetivo: escapar”, afirmó.
Al referirse a la conducta de Amador, el fiscal indicó que “tras chocar con el móvil de la fuerza, el rodado que conducía se averió, sino no estaría aquí detenido. Su única preocupación, incluso por encima de la vida de los gendarmes que intentó atropellar, era la de escapar, la de resistirse a la Justicia”, destacó el fiscal.
Por su parte, el juez dijo que “por las pruebas que se me hizo conocer, encuentro acreditado el hecho. No tengo dudas del quehacer delictivo de Amador más allá de su descargo, el cual a mi juicio es inverosímil y opuesto a los testimonios escuchados. Se advierte claramente la seriedad de la imputación en su contra”.
