Uno de los casos más llamativos fue el de Jeanine Áñez, quien hasta octubre de este año fue presidenta de facto tras el golpe de Estado perpetrado en noviembre de 2019 al líder del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales.
Áñez esta vez se decidió por la democracia e inscribió su postulación como gobernadora por el departamento amazónico de Beni, en el noreste boliviano, su tierra natal.
Sin embargo, la inscripción de la ex mandataria de facto se realizó horas después de anunciar su ruptura con el partido Demócratas, que la apoyó en su gestión, informó la agencia de noticias AFP.
Áñez hizo pública su renuncia con críticas a los dirigentes locales de Demócratas.
"Hay que quitarles el poder a los viejos políticos y hay que trabajar pensando en el Beni y en los benianos", proclamó Áñez.
El 7 de marzo del año próximo, más de siete millones de bolivianos irán a las urnas para elegir a nueve gobernadores, 339 alcaldes y sus respectivos asambleístas departamentales y concejales.
Por su parte, la expresidenta del Senado, Eva Copa (2019-2020), rompió con su partido, el gobernante MAS, para buscar la alcaldía de la ciudad de El Alto, vecina de La Paz, y un bastión de Morales.
El MAS y Morales se inclinaron por nominar a otro dirigente, Zacarías Maquera, como postulante al municipio, lo que provocó el alejamiento de Copa, quien reclamó con anterioridad el puesto.
Entre lágrimas, dijo anoche estar "decepcionada por algunos grupos que no permiten que haya renovación, que los nuevos liderazgos surjan".