Asimismo dio a conocer que no recibirá nuevos pacientes de la obra social Incluir Salud. Su presidente Mario Espeche cuestionó el funcionamiento de las máquinas de diálisis del hospital Tartagal.
También señaló que el agua de esa ciudad tiene bajo nivel de cloro y alto porcentaje de bacterias.
Espeche dijo a Nuevo Diario que Incluir Salud tiene una deuda con los centros de diálisis de 23 millones de pesos por 60 pacientes del interior, y que además desde febrero dejaron de pagar el 100% de los servicios prestados.
"Nos pagan a 90 días y en porcentajes cercanos al 56%, que fue el último pago de junio. Cada tres meses nos pagan una boleta y con cheques diferidos. Con el 40% de inflación, es plata que se pierde y los prestadores están sin posibilidades de continuar con estas imprevisiones que causa el mismo Estado", agregó.
Indicó que a partir de la suspensión del servicio, el traslado deberá hacerlo cada municipio o los hospitales locales. La entidad firmó un acuerdo para la regularización del pago el pasado 4 de mayo con la obra social y el Ministerio de Salud, que fue incumplido.
Situación en Tartagal
Respecto a las máquinas para diálisis que compró el ex gerente del hospital Juan Domingo Perón de Tartagal, Juan Ramón López, cuyo servicio se cobra al Estado; el titular de CEPRIDIASA enfatizó que funcionan en forma irregular porque no están habilitadas y no cuenta con los accesorios para purificar el agua para las diálisis.
"Puse en conocimiento de esta situación a las autoridades del Ministerio de Salud, a Profijsa, al Colegio Médico, y al Pami y nunca tuve respuesta. Lo que se estaba haciendo era un negocio particular dentro de un hospital público. Eso sigue ocurriendo y a todos los prestadores de Salta que el Ministerio de Salud le debe 23 millones y no paga, pero compra dos máquinas para Tartagal", afirmó el médico.
Espeche detalló que las máquinas, para que funcionen correctamente, deben tener la capacidad de preparar el agua para la diálisis que no fueron comprados. Agregó que, si bien López fue reemplazado en su cargo con un sumario administrativo, sigue prestando servicios como anestesista en el hospital de Embarcación.
Por último confirmó que los centros de diálisis realizan controles periódicos del agua y que en Tartagal detectan que la calidad no es buena. “Hay concentración de bacterias y baja concentración de cloro, por lo tanto es peligroso. Nosotros tenemos equipamiento adecuado para Tartagal. En Cerrillos usamos una membrana de ósmosis y en Tartagal necesito nueve, porque sino no podemos obtener calidad para pasarle al paciente”, afirmó.