En plaza 9 de Julio, lugar elegido para celebrar el cumpleaños de la ciudad y en frente de la mayoría del arco político, el prelado sostuvo que "Nos duelen los asentamientos, los barrios poblados por niños sin familia, por jóvenes sin esperanzas, por ancianos abandonados".
Luego agregó: "Nos duelen los pobres usados con finalidades políticas, los sectores que no pueden alcanzar salud o educación de calidad".
También hizo referencia a las distintas situaciones que deben enfrentar los ciudadanos en este tiempo de pandemia. "Te agradecemos porque son muchos los ciudadanos que dan lo mejor de sí para enfrentar y superar estas y otras dificultades humanas", dijo, luego añadió: "Te agradecemos por los médicos y personal sanitario que diariamente luchan para vencer la pandemia y todo tipo de enfermedad. Te agradecemos por los maestros y personal de la educación que asumen con responsabilidad su compromiso de formar personas y ciudadanos responsables, con clara vocación docente".
Para Cargnello, el personal de la salud y los educadores “son los que ofrecen los pocos panes y peces para que un compromiso honesto de parte de todos los ciudadanos alimente la esperanza de un posible mañana mejor”.
Felipe y Santiago, los patronos de la fundación
El obispo no dejó de hacer referencia a los patronos que se impusieron durante la fundación de Salta, de la mano de Hernando de Lerma. "Los primeros ciudadanos eligieron como Patronos de esta comunidad a tus Apóstoles Felipe y Santiago, a ellos confiaron sus vidas y sus bienes, sus familias y el futuro". Afirmó que "desde ellos surgió una misión para los ciudadanos de Salta, misión que está escrita en el corazón de los habitantes y en la identidad de este pueblo. Te damos gracias por iluminar y fortalecer a nuestros fundadores que enfrentaron esta empresa con audacia y valor".
También sostuvo que “De Felipe heredamos la marca de un llamado que no calla jamás a ser familia de hermanos convencidos de tener el mismo Padre. Es él quien pidió a Jesucristo: "Muéstranos al Padre".
Expresó que Salta no puede ignorar el compromiso de ser una ciudad que cultiva la fraternidad, “que nace de la amistad social cultivada como una cuestión de estilo y de honor”.
