Figueroa consideró “sumamente grave” que se declare como patrimonio histórico al Regimiento. “Comparto las expresiones y posiciones vertidas por los organismos de derechos humanos puesto que este lugar funcionó como un centro clandestino de detención y tortura durante la última dictadura militar”, sostuvo.
Añadió que “bajo ningún punto de vista” puede “avalar que el Club 20 de Febrero, espacio sumamente elitista de nuestra provincia, al cual solo puede acceder una mínima parte de la población salteña, sea declarado como un monumento del pueblo”. Además de que también los organismos de DDHH han denunciado que durante la dictadura este Club “tenía una línea telefónica para denunciar ‘subversivos’”.
En la última el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza que declara Patrimonio Histórico y Urbanístico a 5 edificios de esta ciudad, entre ellos el Club 20 y el Regimiento.
Figueroa indicó que el proyecto “ingresó al recinto sobre tablas y no tenía el acuerdo de los presidentes de bloque”; además, no hubo una discusión con argumentos “coherentes que justifiquen la selección de dichos edificios, puesto que hay otros espacios capitalinos que también necesitan de la ayuda del Estado”.
Explicó que la declaración implica “darle significación y resignificación a nuestra memoria histórica y colectiva. Y por esto el Club 20 y el Regimiento “no deben construirse en esta memoria como lugares de representatividad porque están signados por la tortura, la desaparición y el privilegio de las clases altas”.