Primero fue un contingente de mina Patito, a los que se fueron sumando otros provenientes de Tolar Grande, luego de San Antonio de los Cobres y demás parajes asentados a la vera de la ruta nacional 51.
La pandemia por dos años impidió esta peregrinación desde la zona cordillerana. Así se expresó monseñor Dante Bernacki, vicario general de la Arquidiócesis de Salta, quien desde el 8 de septiembre acompaña la marcha. Será una nueva proeza del religioso que desde hace años preside la peregrinación.
Indicó que si bien su estado de salud le impide recorrer a pie la travesía, lo hará por partes y en otras en vehículo, sumándose a tantos devotos que quieren llegar a la Catedral salteña para agradecer o bien cumplir promesas.
A los mineros de la Puna salteña se incorporaron contingentes provenientes de Antofagasta de la vecina provincia de Catamarca.
Los feligreses en su recorrido son acompañados por el sonar de tambores, sikus y otros instrumentos de viento, que amenizan la travesía. Se indicó, como es habitual, que cuando arriben a la Catedral de Salta realizarán el rito característico de la danza de sikuris.
