La iniciativoa surgió de modo espontáneo y con un corazón abierto para personas en situación de calle o quienes son considerados los marginales e indigentes de la sociedad.
Allí hace más de dos semanas se abrieron las puertas de la vivienda situada en calle Laprida 723 a instancias de Priscila Manrique, que con sus 27 años e iluminada por el Altísimo puso manos a la obra y aporta alimentos a personas que están bajo vulnerabilidad.
Ella es acompañada por su madre así como otras cuatro mujeres y tres hombres que a diario dan un almuerzo a más de 200 personas. En sus inicios los viandantes eran unos cincuenta pero fueron creciendo en número con el paso del tiempo.
Solidaridad sin aporte oficial
La “Ollita comunitaria” se sustenta con el aporte de los vecinos y de algún que otro comerciante.
Manrique dijo que se elevaron notas al gobernador Gustavo Sáenz, a la intendenta Bettina Romero y no llegó la ayuda. Solo en una oportunidad llegó el presidente del CD, Darío Madile y dejó 8 bolsones, insuficientes para tanta genta que asiste a diario.
Pensar en la magnitud de preparar más de 200 almuerzos refleja no solo el esfuerzo humano, sino también el económico y el de disponer tiempo para obtener los alimentos para preparar el menú diario.
Las estadísticas indican que en Salta hay un 45,5% de pobres y la gran cantidad de personas que se vuelcan a obtener un plato de comida en este comedor es una prueba de ello.
Sumarán la merienda
La joven madre que hizo surgir la “Ollita comunitaria”, señaló que están evaluando dar la merienda ahora que se vienen los días fríos.
Solicita a la comunidad el aporte de arroz, fideos, aceite, harina, carne y todo alimento no perecedero, inclusive verduras y frutas. También ropa, zapatos, porque la necesidad es imperiosa.
Un dato más que aportó es que confeccionaron barbijos y los distribuyeron entre los asistentes.
Las donaciones se pueden acercar a Laprida 723 o comunicarse al 3875413631.