De acuerdo al registro del hospital Público Materno Infantil, el mayor porcentaje de heridos graves por esta causa se genera en chicos de 5 a 14 años de edad; constituyendo la primera causa de ingresos a la guardia pediátrica de ese nosocomio, durante las noches de Navidad y Año Nuevo.
En este sentido, Susana Balcarce, responsable de la Unidad de Gestión Clínica Pediátrica, indicó que es fundamental la responsabilidad de los mayores y que cada familia tome conciencia de los riesgos, para prevenir los accidentes vinculados a la pirotecnia. A su vez, recomendó tener especial cuidado al destapar botellas de bebidas espumantes, ya que los denominados "corchazos" pueden ocasionar daños en el rostro, principalmente en los ojos.
Por lo menos hasta ayer, en el Materno Infantil no había ningún ingreso de chicos quemados.
También se recordó a la población que las personas con Trastornos del Espectro Autista (TEA) o con problemas de salud mental son muy sensibles a los estímulos externos: sonidos, imágenes, olores, entre otros; y por lo tanto la pirotecnia los afecta directamente.
Por el ruido o por las luces, los fuegos artificiales tienden a desorganizar a estas personas en exceso, generándoles un alto nivel de estrés y ansiedad.