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Criminalización de los chicos y chicas: ¿son adultos con conciencia?

Tras la aprobación de la Ley Bases, el presidente Milei anunció que otra de las transformaciones a gran escala, tiene que ver con el proyecto del oficialismo para un nuevo Régimen Penal Juvenil que bajaría la edad de imputabilidad a los 13 años.

La propuesta, entre sus puntos trascendentales, contempla penas de hasta 20 años de prisión y faculta a los magistrados intervinientes en algunos casos, a investigar, someter e inclusive a quienes sean no punibles menores de 13 años, internarlos “con fines de readaptación social”

Los ministros de Seguridad y Justicia, Patricia Bullrich y Mariano Cúneo Libarona, fueron quienes presentaron días atrás en conferencia de prensa el proyecto.

“Venimos a cumplir con una obligación de nuestra sociedad. Nuestra sociedad no quiere tener impunidad. No quiere que a sus hijos o a sus padres los maten y no quiere que quien comete un delito no tenga ninguna consecuencia”, dijo Bullrich.

Por su parte, Cúneo Libarona esgrimió su argumento sostenido en que: “El artículo 34 del Código Penal dice que no es punible quien no tenga conciencia de la criminalidad del acto y no pueda dirigir sus acciones. En 1980, cuando se dictó la ley, el joven de 13 años no era el mismo de hoy. Hoy tiene conciencia, actúa con dolo, tiene intención”. Libarona agregó que “si tiene conciencia de que tomar un arma y matar es homicidio, ¿cómo no va a comprender la criminalidad del acto? ¿Qué le decimos al padre al que le mató un hijo un chico de 13 años? Que son Inimputables, que quedan en libertad. No hay límites”.

Ningún pibe nace para “chorro”

El planteo de punitividad de este proyecto, resulta en la mera criminalización de chicos y chicas de sectores vulnerables urbanos, frente a estadísticas reales y concretas a las que se puede acceder y en donde el porcentaje de incidencia de menores en delitos es realmente baja.

De este modo, se disparan preguntas direccionadas a los verdaderos fines que persigue un gobierno liberal libertario como el de Javier Milei cuya visión es despreciativa de un Estado, y de todo lo que contempla, incluidas políticas que contemplen las niñeces y adolescencias.

Un gobierno que elige el señalamiento por encima de contemplar y analizar que la gran mayoría de los niños, adolescentes o jóvenes que comete un delito poseen historias de vidas marcadas por la vulneración de sus derechos.

Resulta así denodadamente hipócrita reconocer rápidamente a un chico o chica como “victimario”, y al mismo tiempo, desconocer la responsabilidad de una sociedad que lo victimiza de forma insistente y permanente.

En definitiva, la baja de la edad de imputabilidad, la extensión del sistema penal y el endurecimiento de penas no van a resolver la inseguridad, ni la percepción social que existe de ella, entendiendo de esta forma que la  respuesta real respecto a la violencia urbana  a la que se asiste, es sin lugar a dudas  el achicamiento de la brecha de desigualdad social y una real distribución de la riqueza.

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