La esposa del gobernador de Jujuy amenazó a periodista salteña
Durante las últimas horas se conoció el derrotero y el temor de la periodista lajiteña Marina Torres, frente al intento de amedrentamiento legal y censura por parte de la esposa del gobernador de Jujuy, Alejandra García Dávila.
El amedrentamiento inició luego de que la comunicadora pusiera en palabras las denuncias de trabajadores de la empresa TERRAMAQ, de propiedad de García Dávila que funciona en Las Lajitas. La situación ha generado un gran revuelo, destacando las complejas relaciones entre el poder económico, político y los derechos laborales en la región.
El pasado 17 de julio, empleados de TERRAMAQ, con una planta ubicada en Las Lajitas, departamento de Anta, decidieron romper el silencio y denuncian públicamente las pésimas condiciones laborales y ambientales en las que trabajan. La periodista Marina Torres fue contactada para difundir el mensaje que describe un ambiente de trabajo deplorable: “donde denunciaban un ambiente laboral pésimo, malas condiciones y demás”, afirmó en diálogo con Nuevo Diario.
Torres, conocida por su compromiso con la verdad, replicó la denuncia en sus redes sociales, acompañada de imágenes y videos proporcionados por los empleados: “Copié y pegué el mensaje tal cual me llega, incluso se encabeza con Doña Marina, que es mi nombre, como arranca la gente siempre explicándome o contándome lo que le está pasando. También tenía vídeos y fotos que acompañaban la publicación”, relató, garantizando desde luego la reserva de la fuente, para proteger la vulnerabilidad de estos empleados.
La respuesta no tardó en llegar. Alejandra García Dávila, quien se identifica como la dueña de TERRAMAQ y esposa del gobernador de Jujuy, se contactó directamente con Marina Torres, exigiéndole que retirara la publicación y revelara las fuentes de la denuncia.
“Ella me dice, no, yo lo que necesito es que me bajes la publicación y me digas quién te mandó ese mensaje”, expresó Torres, quien se negó rotundamente a revelar sus fuentes.
García Dávila no solo intentó amedrentar a la periodista, sino que también utilizó su posición para imponer su voluntad: “Le pidió a la periodista que públicamente admitiera que todo había sido una equivocación”, según se informó.
Además, Torres recibió una carta documento de parte de la empresa, intimidándola a eliminar el contenido publicado. La situación se torna aún más preocupante cuando se considera la relación de García Dávila con el gobernador de Jujuy y su influencia en la región.
La periodista ha manifestado su temor ante el poder económico y político de estas figuras: “HAGO PÚBLICA MI MANIFESTACIÓN DE MIEDO ANTE ESTA GENTE CON PODER ECONÓMICO Y POLÍTICO”, escribió Torres en sus redes sociales.
La complicidad local
La denuncia también apunta al intendente de Las Lajitas Alabi, quien, según los trabajadores, está al tanto de las condiciones deplorables en la planta, pero no toma acción al respecto. Esta complicidad local refuerza el desafío que enfrentan quienes buscan justicia en un sistema donde el poder político y económico parecen estar entrelazados.
La empresa, que se presenta como “pionera en sustentabilidad”, ha sido señalada por los empleados por hostigamiento y condiciones laborales inhumanas. “Acá es una explotación laboral y una persecución al personal”, denuncian los trabajadores.
“Varios trabajadores están intoxicados por el veneno cuya jefa supuestamente dice que viene semi lavado, lo cual es falso”, añadieron, poniendo de manifiesto una realidad que contrasta con la imagen pública que la compañía intenta proyectar.
A pesar de las presiones, Marina Torres se mantiene firme en su compromiso con la verdad y la justicia. “Yo le digo que no, que no le voy a dar el nombre, que jamás revelo fuente, que es mi derecho y que no lo voy a hacer”, declaró con valentía.