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Presupuesto 2025: Milei exige el déficit cero hasta las últimas consecuencias

El prime time de ayer domingo fue copado en la escena nacional por la cadena del presidente liberal libertario Javier Milei y su presentación en el Congreso de la Nación del presupuesto 2025.

Sin apuestas por la sorpresa, el mandatario hizo hincapié en el déficit fiscal cero y una metodología para la elaboración de los futuros presupuestos que priorizará el ahorro por sobre el gasto. Para variar, más allá de las explicaciones netamente técnicas, no hubo más precisiones sobre lo que abarcará y/o se gestionará y ni un solo número concreto por parte de quien ostenta su amplio conocimiento en economía. Lo que sí abundaron fueron las descalificaciones sobre la oposición, ante una platea enardecida dentro del recinto mientras en los barrios porteños comenzaban a pulular los cacerolazos.

Cerca de las 21, el mandatario arribó al palacio legislativo recibido por la Vicepresidenta de la Nación y presidenta del Senado, Victoria Villarruel y el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, para luego ubicarse en el estrado desde donde dirigió su discurso, que arrancó con su arenga gutural: “Hola a todos”, con el correspondiente festejo de la plana ministerial y allegados que incluyeron a la primera novia oficial, Amalia “Yuyito” González desde el balcón.

“Por qué estoy aquí”

Milei explicó que decidió presentar personalmente el presupuesto por dos razones: su formación como economista y la propuesta de un presupuesto diametralmente diferente. “El destino de un pueblo se juega en las definiciones económicas que toma”, afirmó, subrayando la importancia de una economía sana como base para la libertad de las personas. Consideró el presupuesto nacional como “la ley de leyes” que establece las prioridades de la gestión gubernamental.

La piedra basal: déficit cero

El mandatario definió al déficit cero como el pilar fundamental de su propuesta y criticó el modelo económico imperante en Argentina durante las últimas décadas. Según Milei, el gasto compulsivo por parte de los gobiernos llevó a un punto en el que solo se puede solventar con deuda, impuestos o emisión monetaria.

La nueva regla

La metodología propuesta por Milei se basa en priorizar el ahorro por encima de cualquier gasto. “Vamos a hacerlo al revés, pensando primero cuánto tenemos que ahorrar, para después ver cuánto podemos gastar”, señaló. Bajo esta lógica, el presupuesto estará condicionado por el superávit primario que se deba alcanzar, es decir, los ingresos del Estado menos los gastos corrientes y de capital. El nivel de gasto primario tendrá que ser igual o menor que los ingresos menos el superávit requerido.

Esto significa que el gasto público se ajustará automáticamente según los ingresos disponibles, lo cual puede traducirse en recortes inmediatos a los servicios y programas estatales en caso de que los ingresos sean menores a lo estimado.

Asimismo, alertó: “Vetaremos todos los proyectos que atenten contra el equilibrio fiscal”.

¿Solución o ajuste?

La nueva metodología presupuestaria tiene tres objetivos principales, según explicó en su discurso:

-Garantizar el equilibrio fiscal: eliminar la deuda y la emisión monetaria como fuentes de financiamiento, lo que se traduce en una política de gasto extremadamente restrictiva.

-Hacer que el Estado absorba las recesiones: en caso de una contracción económica, será el gasto público el que se recorte, manteniendo el sector privado libre de los ajustes.

-Devolver el exceso de recaudación a la sociedad: en épocas de crecimiento económico, los ingresos adicionales se destinarán a la baja de impuestos en lugar de expandir el gasto público.

Milei concluyó que esta metodología permitirá “reducir el tamaño del Estado, que es la verdadera presión impositiva”.

La “justicia social” en la mira

Milei no ocultó su rechazo al modelo de “justicia social” en clara alusión a las gestiones anteriores, describiéndolo como “sacarles a unos para darle a otros” y afirmando que “las necesidades son infinitas y los recursos son finitos”. En su discurso, planteó que el gasto social representa una “tragedia humanitaria” que, según su interpretación, mantiene a “más de 20 millones de argentinos” dependientes de la ayuda estatal.

¿Gestión o desmantelamiento?

Milei defendió su gestión, asegurando que “achicar el Estado es engrandecer la sociedad”, y afirmó que los recortes realizados en su primer año de gobierno constituyen “el ajuste más grande de la historia de la humanidad”, ignorando los impactos sociales y económicos que pueden derivarse de este ajuste drástico. Al criticar la “compulsión por el gasto público” de los gobiernos anteriores, Milei omitió mencionar cómo su política de reducción del gasto afectará áreas sensibles.

De este modo, esta metodología podría llevar a la reducción inmediata de programas y servicios en caso de caídas de ingresos, afectando a los sectores más vulnerables de la sociedad.

A los gobernadores: ajuste adicional de 60 mil millones de dólares

El mensaje hacia los gobernadores fue una de las partes más duras del discurso. Milei les exigió “bajar el gasto público consolidado a 25 puntos del PBI”, lo que implica, según él, un ajuste adicional de 60 mil millones de dólares. “Nosotros ya hemos cumplido nuestra parte del acuerdo. Ahora faltan ustedes”, sentenció, responsabilizando a las provincias de sostener un nivel de gasto que, según su lógica, es insostenible.

La medida implicaría que los gobiernos provinciales y municipales implementen recortes que afectarían directamente a servicios públicos esenciales, así como a las inversiones sociales y de infraestructura que son vitales para el desarrollo regional.

La propuesta plantea un mayor riesgo significativo para las provincias más dependientes de la asistencia del Estado nacional, que podrían ver aún más afectada su capacidad para mantener programas sociales, salarios y proyectos de obra pública.

Crecimiento de 5% y dólar a $1.200 en diciembre y la inflación en 18%

Finalizado el discurso del presidente se conoció el proyecto de la Ley de Leyes. Para el año próximo el Gobierno espera que la economía crezca 5%, la inflación se desacelere a 18,3%, que el dólar oficial avance a un ritmo semejante a los precios ubicándose en $1.207 en diciembre, un superávit primario de 1,3% del PBI y equilibrio en el resultado financiero del Tesoro. Para 2025 las previsiones oficiales anticipan que el crecimiento del PBI sea motorizado principalmente por la industria y el comercio, con subas de 6,2% y 6,7%, respectivamente.

Por su parte, se espera que el sector agropecuario avance 3,5%. En suma, los rubros de bienes crecen en promedio 5,6%, por encima de los servicios, que suben 4,4%.

El Gobierno espera un superávit de u$s20.748 millones para el año próximo, resultante de una suba en el valor exportado de bienes y servicios de 9,0% y un aumento de 13,4% en las importaciones.

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