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El viaje a Los Cardones de la Fundación UNIR no sólo es un viaje de solidaridad

El camino hacia Los Cardones no es fácil. Es un viaje desafiante, casi épico. A principios de septiembre, un grupo de voluntarios liderados por Fernando “Nano” Escudero, presidente de la Fundación UNIR, emprendió una travesía de casi nueve horas, recorriendo caminos montañosos y áridos con un solo objetivo: llevar donaciones y esperanza a la pequeña comunidad de Angastaco.

No se trataba solo de ropa y alimentos, sino de un acto de solidaridad que refleja un compromiso total con el desarrollo integral de las comunidades rurales más aisladas de la provincia.

Los niños que asisten a la escuela local, junto con sus familias, recibieron pelotas, juguetes y materiales que parecen pequeños en el contexto de la ciudad, pero que en Los Cardones significan un alivio profundo. Sin embargo, el verdadero valor de esta visita va mucho más allá de lo material.

Un plan más allá de la ayuda inmediata

La Fundación UNIR no se limita a llevar donaciones ocasionales. “Si uno no hace una ayuda integral, es muy ineficiente”, explica Nano Escudero en diálogo con Nuevo Diario. Y esa es la esencia del Plan Integral que han diseñado para Los Cardones, inspirado en el modelo que la Fundación ya ha implementado en otras comunidades, como Isonza. Tiene como base la escuela, pero se extiende mucho más allá, abarcando la alimentación, la infraestructura y el desarrollo productivo. Uno de los primeros pasos será la construcción de un invernadero que permitirá a las familias cultivar sus propios alimentos, una iniciativa que no solo mejorará su alimentación, sino que les proporcionará una fuente sostenible de recursos.

“Es importante que puedan ser autosuficientes, que puedan vivir mejor sin depender siempre de la ayuda externa”, destaca Escudero. La Fundación también planea realizar mejoras en la escuela y un relevamiento de las necesidades productivas de la comunidad, con el objetivo final de ayudarlos a comercializar sus productos artesanales, generando ingresos que fortalezcan el desarrollo local.

La comunidad como motor de cambio

La Fundación UNIR ha aprendido una lección crucial: el desarrollo real y sostenido de una comunidad solo es posible si se trabaja en conjunto. “No sirve solo dar una máquina o ropa. Lo que más les sirve es creer en ellos, darles un abrazo y decirles ‘creo en vos’”, reflexiona Escudero, con la emoción de quien ha visto cómo una sola oportunidad puede cambiar vidas. En Los Cardones, como en otras comunidades rurales, las oportunidades son pocas, y la llegada de la Fundación UNIR representa mucho más que una ayuda puntual. Es el comienzo de un vínculo profundo, donde cada paso está pensado para empoderar a las personas y para que, en algún momento, ya no dependan de la ayuda externa. Este tipo de trabajo es el que cambia vidas. El modelo de UNIR busca romper con el asistencialismo, promoviendo la autosuficiencia y el desarrollo a largo plazo. “Les damos herramientas para que puedan levantarse por sí mismos”, subraya Escudero.

La Fundación UNIR sigue recibiendo donaciones para las próximas etapas del Plan Integral en Los Cardones. Y para quienes deseen unirse a este viaje de solidaridad, la invitación está abierta. “Siempre necesitamos más manos, más recursos, más abrazos”, dice Nano Escudero, recordando que, aunque el camino hacia estas comunidades es largo, las recompensas emocionales y humanas son incalculables.

Para colaborar con la Fundación UNIR, los interesados pueden comunicarse al teléfono 387-15-6855266 o visitar su sitio web en www.fundacionunir.com.ar.

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