Prisión perpetua para el último policía acusado del crimen de Natalia Melmann
El ex sargento de la Bonaerense Ricardo Panadero fue hallado culpable del secuestro, abuso sexual y crimen de la adolescente, cometido en febrero de 2001. Quedará detenido
El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº4 de la ciudad de Mar del Plata condenó a prisión perpetua al ex sargento Ricardo Panadero, el cuarto policía bonaerense acusado por el secuestro, abuso sexual y asesinato de la adolescente Natalia Melmann, ocurrido el 4 de febrero de 2001 en Miramar. Se trató del segundo juicio en contra del ex uniformado por el crimen de la menor. Quedará detenido inmediatamente.
Panadero fue hallado culpable del delito de privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia, abuso sexual agravado por acceso carnal calificado por la participación de dos o más personas y homicidio doblemente agravado por la participación de dos o más personas y criminis causa, todos en concurso material entre sí.
De esta manera, los jueces Néstor Conti, Mariana Irianni y Juan Galarreta avalaron el pedido de pena hecho tanto por la fiscal de la UFI descentralizada de Miramar que intervino en el proceso y en la investigación, Ana María Caro, como por los abogados que representan a la familia de la víctima. Su defensa, en tanto, había solicitado la “libre absolución” del ex policía, quien ya fue absuelto en un primer juicio, realizado en 2018.
En su alegato de cierre, la fiscal Caro consideró que Panadero fue coautor del delito de secuestro, abuso y homicidio, doblemente agravado, por el concurso premeditado de dos o más personas y por ser cometido para asegurarse la impunidad.
La funcionaria solicitó que sea condenado a prisión perpetua y pidió a los miembros del tribunal que, aunque el femicidio no existía como agravante al momento del hecho, la prueba presentada en el juicio y durante la investigación “sea valorada a través del prisma de la perspectiva de género”. Entre los elementos incorporados, Caro destacó el examen de ADN de un vello pubiano hallado en el cuerpo de la víctima, que arrojó una compatibilidad del 97,05 por ciento con el perfil genético de Panadero.
El testimonio fue brindado por un perito oficial de parte de la acusación, quien sostuvo que existían “33 veces más probabilidades” de que la muestra analizada perteneciera al imputado que a otra persona de la población en general. A su vez, la fiscal destacó la declaración brindada en la primera audiencia del proceso por un testigo de identidad reservada de la causa, quien aseguró que en la madrugada de la desaparición de la adolescente había visto cómo era subida a la fuerza a un patrullero por cuatro policías, entre los que ubicó al ex sargento.
El segundo juicio a Panadero se inició el último 2 de mayo y, luego de tres jornadas en las que declararon más de diez testigos, el viernes se desarrollaron los alegatos de cierre. Ese día, el tribunal fijó para hoy la lectura del veredicto y la sentencia, que fue transmitida por el canal oficial de Youtube de la Suprema Corte Bonaerense.
Tanto la calificación del hecho como el pedido de pena de la fiscalía fueron compartidos por los abogados Federico Paruolo y Yamil Castro Bianchi, representantes en calidad de particular damnificado de los padres de la víctima, Gustavo Melmann y Laura Calampuca. Panadero llegó al juicio en libertad, y presenció todas las audiencias sin emitir ninguna declaración. Solo dijo al momento de sus últimas palabras ante el tribunal: “Que se haga justicia”.
Si bien había sido juzgado por primera vez en julio de 2018 y absuelto por unanimidad, la fiscalía y la familia de la adolescente apelaron ese fallo, y en noviembre de 2019 la Sala III del Tribunal de Casación Penal bonaerense lo anuló y ordenó la realización de un nuevo proceso. El ex sargento no formó parte del juicio en el que los otros tres policías acusados –Oscar Echenique (63), Ricardo Anselmini (55) y Ricardo Suárez (60)– fueron condenados a prisión perpetua, en septiembre de 2002, porque había sido sobreseído antes.
Según se estableció en el juicio de 2002, la víctima fue obligada a subir a una camioneta policial y llevada a una casa en el extremo sur de Miramar, donde “fue accedida carnalmente” y luego, “con el inequívoco propósito de procurar la impunidad de la agresión sexual”, fue estrangulada con un cordón de sus zapatillas y su cuerpo abandonado en el vivero Florentino Ameghino, donde fue hallado semienterrado cuatro días después.
Fuente: Infobae