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Informe de la UNSa revela datos sobre distintos tipos de agresión al colectivo LGBTQ

La Universidad Nacional de Salta presentó los resultados de un relevamiento sobre las condiciones de vida de las personas que conforman el colectivo de la diversidad sexual y de género en el NOA. La discriminación, la precariedad laboral y la pobreza siguen siendo altas para las personas transfemeninas y transmasculinas.

Los datos surgen del Primer Relevamiento Nacional de condiciones de vida de la Diversidad Sexual y Genérica. En Salta se relevaron 348 personas, que representa el 7,9% de la región. Se hizo entre mayo y octubre del 2023.

En un contexto nacional de achique del Estado, dónde por decisiones presidenciales se eliminó el Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad, que en cierta forma contenía y aplicaba programas para mujeres y diversidades, los datos surgidos a partir del estudio servirán para garantizar la circulación pública de información de estos documentos que lejos de ser meros instrumentos técnicos son insumos para diferentes actores preocupados por las condiciones de vida de la población LGBTQ.

“Si bien el panorama no es alentador, estamos trabajando para generar estrategias para tornar el mundo más habitable” expresó Laura Navallo, miembro del equipo Interdisciplinario del NOA que relevó los datos junto a otras universidades y organismos del país.

Explicó que muchas de las personas trans no logran niveles educativos altos debido a que “sufren discriminación desde la primera infancia, experiencias de aceptación y de rechazo y expulsión del hogar y rechazo de las instituciones públicas”.

Resaltó que una mujer lesbiana probablemente pueda transitar los niveles educativos con mayor facilidad que una transfemenina, y “eso le permitirá tener mayores posibilidades de acceder a mejores condiciones de trabajo”.

Un punto fundamental para entender la realidad del colectivo LGBTQ es conocer los niveles de pobreza, que, si bien casi el 60% vive en un hogar no pobre, el 40 si vive en hogares pobres. Así las cosas, las identidades más vulnerables son: transmasculino (67%), no binario (67%) y bisexual femenino (48,7%). Asimismo, los gays (70,1%), bisexuales masculinos (68,8%) y lesbianas (62%) son las identidades que se destacan por ser personas no pobres.

Estos datos van en consonancia con los niveles educativos adquiridos, situación laboral y calidad de inserción laboral.

Trabajo

En cuanto a la situación laboral, el 73,9% de los encuestados tenía empleo, mientras que el resto estaba desocupado. Las tasas de desocupación son más altas entre varones y masculinidades trans (31%), feminidades y mujeres travesti/trans (22%) y personas no binarias (26%). En contraste, la ocupación laboral de lesbianas y gays oscila entre el 79,9% y el 84,7%. Además, un 40,8% de las personas gays reportó tener una muy buena inserción laboral, y un 25,9% una buena inserción. Entre los bisexuales masculinos, un 40,7% señaló una muy buena inserción y un 22,7% una buena. En contraste, las personas transfemeninas, transmasculinas y no binarias enfrentan una realidad laboral más precaria, con entre un 72% y un 51,7% trabajando en empleos no calificados o con condiciones laborales precarias.

Exclusión latente

Se concluyó de acuerdo a los datos relevados en el estudio que en el colectivo LGBTQI+ sufre discriminación en el mundo laboral, en el sistema de salud, por su orientación sexual, y en espacios públicos.

Laura Navallo, miembro del equipo Interdisciplinario del NOA que relevó los datos, sostuvo que: “hay distintos tipos de agresión y discriminación, que puede ser por agentes de salud, maltrato en las oficinas públicas, agentes de seguridad. La población trans femenina y masculina y no binarios son los que más lo padecen. Las lesbianas también”.

En cuanto a lo laboral se destaca que un 50% de las identidades transfemeninas y transmasculinas han informado que fueron desestimadas o despedidas de un trabajo en los últimos 12 meses, el 43,3% sufrió agresión de compañeros/as de trabajo y 44% recibió trato desigual.  En tanto que un 33,3 de personas no binarios tuvo trato laboral desigual y un 27,7% fue agredido por sus compañeros. En contrapunto, las identidades lesbianas y gays solo fueron desestimados de trabajos entre un 10 y 14%; entre el 14 y 17% recibió trato desigual y entre un 22 y 23% fu agredido.

Otras instancias de discriminación

El total de las personas encuestadas refirió que sufrió discriminación por su orientación sexual (36,4%), por identidad de género (17,3%) y por cuestiones ideológicas (39,2%). Un 66,2% del grupo transfemenino y un 57,7% de transmasculino reportaron discriminación por identidad de género; mientras que un 40,9% de gays por orientación sexual. En tanto el 54% de la identidad no binaria sufrió discriminación por otros motivos como ideológicas o militancias.

La agresión se vio reflejada en otras instancias como en redes sociales (43%), insultos y amenazas (37%), y prohibición en el ingreso a comercios o boliches (19%).

Sobre niveles educativos

El Primer Relevamiento Nacional de Condiciones de vida de la Diversidad Sexual y Genérica revela profundas desigualdades en el acceso a la educación y la discriminación dentro de las instituciones educativas.

Mientras que lesbianas y gays presentan altos niveles de formación universitaria (43,6% y 46,6%), las personas trans, especialmente feminidades trans y travestis, tienen un acceso mucho más limitado, alcanzando apenas entre un 20% y 26% de nivel educativo secundario completo o superior.

A esto se suma la alarmante discriminación que sufren: un 16,7% fue agredido por personal educativo y un 20% por compañeros, con tasas de discriminación especialmente altas entre varones trans y mujeres travesti/trans.

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