Quienes padecen trastornos mentales cuentan con una ley que los protegen
La conmemoración del Día Internacional de la Salud Mental se estableció el 10 de octubre por una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud para concientizar sobre estereotipos y prejuicios en torno de la salud mental. La Ley Nacional de Salud Mental (26675) de 2010, marcó un cambio fundamental en el tratamiento de las personas con padecimientos mentales.
El objetivo de la norma fue que el Estado Argentino se adaptara a la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Esta ley estableció un cambio de concepción y apunta a que las personas con afecciones de salud mental puedan tomar sus propias decisiones y, en el caso de que no puedan hacerlo solas, lo hagan con un apoyo. En la órbita del Ministerio Público Pupilar, a cargo de la Asesora General de Incapaces, Mirta Lapad, funciona la Curaduría Oficial, que tiene el rol de velar por los derechos de las personas afectadas en su salud mental que no tienen a un referente familiar o afectivo. Con respecto a las internaciones, la Ley de Salud Mental establece que existe internación voluntaria e involuntaria. Un equipo de salud puede disponer una internación involuntaria cuando una persona está descompensada. La misma norma también habilita a que un juez pueda ordenar la internación involuntaria en los casos en que se pueda acreditar que es lo indicado a través del informe de un equipo interdisciplinario. Las personas afectadas en su salud mental tienen derecho a que se respete su identidad, a contar con abogados y a no ser discriminadas. “Para el Estado Argentino, antes la situación de la persona afectada en su salud mental era blanco o negro. Estabas sano o insano, en cuyo caso se te declaraba incapaz absoluto de hecho y se te designaba a un curador. Dejabas de existir en el mundo civil; una tercera persona te sustituía y tomaba todas las decisiones por vos”, opinó la curadora oficial, María José Miranda.
Pensar en la Salud Mental es poder conocerla
El padecimiento mental no es irreversible: puede afectar de modo parcial y transitorio la vida de una persona. Con el apoyo comunitario necesario, la recuperación es posible. Las personas con enfermedad mental no deben ser aisladas de su comunidad: todas las personas tienen derecho a recibir la atención sanitaria necesaria, acompañadas de sus afectos y en su comunidad. Ninguna enfermedad se cura con el aislamiento y el encierro. Nadie debe vivir en un hospital psiquiátrico. Las personas con padecimiento mental no son ni violentas, ni peligrosas: no existe una relación directa entre padecimiento mental y violencia. La existencia de esta última está más relacionada con el desamparo y el aislamiento social. Detrás de cada persona hay una historia que determina su presente. La salud mental no debe atenderse de forma diferente de la física. La salud es una sola, y su abordaje debe realizarse en los centros de salud y en los hospitales generales.