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La Iglesia Católica pone en marcha una profunda renovación en Argentina

En 10 días comienza un complejo proceso de elección de autoridades de la Conferencia Episcopal Argentina.

La Iglesia Católica en Argentina comenzará en los próximos días un complejo proceso de renovación de las autoridades de la Conferencia Episcopal (CEA), que este año tendrá la singularidad de que las cuatro posiciones estratégicas de ese organismo deberán estar renovadas, debido a que sus actuales responsables llegaron al máximo de dos períodos en el cargo.

La presidencia y la conducción de las comisiones de Pastoral Social, Educación y Cáritas tendrán nuevos líderes para transmitir en el país el magisterio del papa Francisco y asumir la conducción pastoral en tiempos de Javier Milei presidente.

Posibles nombres

Si bien son 98 los obispos que pueden elegir y ser elegidos para esos cargos,hay cinco que están perfilados para asumir posiciones importantes en la CEA del futuro. Sin orden de prioridades, los arzobispos Marcelo Colombo (Mendoza), el cardenal Ángel Rossi (Córdoba), Jorge García Cuerva (Buenos Aires) Vicente Bokalic (Santiago del Estero) y el obispo auxiliar y vicario general de Buenos Aires, Gustavo Carrara, vienen teniendo hasta ahora un rol importante en la vida interna y pública de la Iglesia y están posicionados para ocupar también funciones importantes en el futuro.

De esos nombres podrían surgir los reemplazantes del obispo Oscar Ojea, actual presidente; de monseñor Jorge Lugones, que encabeza la comisión de Pastoral Social; de monseñor Carlos Tissera, que preside Cáritas; y del cardenal Mario Poli, que está a cargo de la comisión de Educación.

Los tres primeros ya tuvieron una reelección, el máximo permitido, mientras que el cuarto, al tener condición de “emérito”, no puede estar votado para conducir órganos de gobierno de la Iglesia.

Si bien el Episcopado tiene decenas de vicepresidencias, secretarías y comisiones, esas cuatro posiciones son las estratégicas debido al alto perfil institucional que tienen, como así también la inserción social, y la influencia en el día a día del gobierno eclesiástico. Los nombres que ocupen esos cargos serán decisivos para el perfil que tendrá en el futuro la Iglesia en la Argentina y su relación con el gobierno de Milei.

Cruces

En el inicio de la gestión libertaria, la Iglesia tuvo fuertes cortocircuitos con la Casa Rosada, principalmente por la gestión de la ayuda social y el cambio en la política de asistencia a los más pobres, que corrió a las organizaciones sociales y optó por el envío directo de aportes económicos a los más necesitados, sin intermediarios.

Esa tensión no fue un obstáculo para que el papa Francisco recibiera a Milei en el Vaticano, quien lo invitó de manera privada y también pública a visitar por primera vez el país que lo vio nacer como Jorge Bergoglio.

Sin embargo, en septiembre pasado se produjo una escalada inesperada en la relación entre la Santa Sede y la Casa Rosada por una crítica directa del sumo pontífice al Gobierno. “En vez de pagar justicia social, el Gobierno pagó el gas pimienta”, dijo Francisco, en un acto que organizó Juan Grabois, un dirigente político que fue candidato a presidente por el kirchnerismo en las últimas elecciones.

Esa tensión, sin embargo, se desactivó porque Milei bajó la orden de no responder las críticas y evitar un choque frontal con el sucesor de Pedro. Después, de la legada al Ejecutivo del nuevo secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, se recompusieron los vínculos con la Iglesia y, de hecho, estuvo el mes pasado en el Vaticano, antes de la visita de la vicepresidenta Victoria Villarruel.

Nueva elección

En este contexto de tensiones es que el 11 de noviembre los obispos se reunirán en Pilar para abocarse a la elección de las nuevas autoridades, que se concretará mediante un proceso de votación electrónica que demanda entre dos y tres días.

Si bien la primera elección es la de presidente, el resto demanda varias votaciones intermedias. Es que los cargos deben ser votados por las dos terceras partes de la CEA, de entre todos los obispos en condiciones de elegir y estar elegidos. Si después de dos primeros intentos no surge una mayoría, la tercera definición es entre los dos que más apoyo hayan obtenido.

Fuente: Infobae

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