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Farmacias salteñas en alerta por la venta libre y “supermercadización” de los remedios

Desde el pasado 20 de noviembre, en nuestro país, de marcado perfil liberal-libertario, se dio un primer paso hacia una realidad que parecía sacada de películas sobre el “país de la libertad” del norte: largos pasillos de supermercados con góndolas repletas de medicamentos de libre acceso, al igual que un shampoo o un paquete de fideos.

Es que el Gobierno Nacional habilitó, mediante el Decreto 1024/24, una nueva modalidad para la compra de medicamentos de venta libre, lo cual plantea preocupantes desafíos: el riesgo de automedicación, que podría desplazar la consulta médica indispensable; el acceso indiscriminado a ciertos remedios sin asesoramiento profesional; y la “supermercadización” de estos productos, lo que favorecería a las grandes cadenas comerciales en detrimento de otros sectores de la salud.

Antes de conocerse la posición del Colegio de Farmacéuticos de Salta que informaron que este decreto nacional no será aplicativo en el territorio provincial, Nuevo Diario, dialogó con los propietarios de farmacias, quienes manifestaron su rechazo a la medida y apelaron a una ley provincial que ponga la lupa sobre estos planteos.

La letra del decreto determina que los remedios de venta libre podrán exponerse en las góndolas de los establecimientos autorizados y ser ubicados o exhibidos de modo tal que conserven inalteradas sus propiedades fisicoquímicas. Mientras tanto, el público general podrá acceder directamente a ellos sin necesidad de intermediarios.

Al respecto, Susana Carrasco, titular de la Cámara de Farmacias de Salta, destacó que la venta libre no implica que estos medicamentos carezcan de efectos terapéuticos o colaterales, y alertó sobre los peligros de la automedicación: “Es preocupante que el Estado descontrole o piense que el paciente está en condiciones de elegir y decidir qué toma. Tendría que haber un profesional médico que recomiende el uso y un farmacéutico que garantice la legitimidad, procedencia y conservación del producto.” Asimismo, subrayó el riesgo de ocultar síntomas que podrían requerir atención médica: “El paciente podría automedicarse y ocultar síntomas que permitirían un tratamiento ambulatorio común, evitando complicaciones mayores.”

Impacto en Salta y acciones locales

Carrasco afirmó que la aplicación del decreto en Salta aún no es un hecho, ya que depende de la adhesión provincial. Desde la Cámara de Farmacias y otros colegios farmacéuticos del país se están realizando gestiones para evitar su implementación en la provincia: “Esperamos que a nivel provincial no nos adhiramos, porque esto es perjudicial para la salud pública. Estamos trabajando en lo que es la ley provincial para frenar este inconveniente.”

Además, señaló que los medicamentos vendidos en farmacias garantizan trazabilidad, procedencia legítima y supervisión profesional, algo que no puede asegurarse en góndolas de supermercados: “El medicamento más seguro es el que está en la farmacia, porque tiene un profesional que vigila su procedencia, conservación y adecuada dispensación.”

La “supermercadización” y los precios

Otro punto de crítica fue la posible “supermercadización” de los medicamentos y su impacto en las farmacias locales. Carrasco aclaró que las farmacias no son formadoras de precios, un aspecto que suele generar confusión entre los consumidores: “Se habla mucho del precio en la farmacia, pero no somos formadores de precios. Deberían actuar sobre los laboratorios, pero la presión recae en el eslabón más débil de la cadena: la farmacia.”

Recomendaciones para los salteños

Carrasco instó a los salteños a priorizar la compra de medicamentos en farmacias, con el objetivo de garantizar seguridad y profesionalismo en su dispensación. “Siempre lo digo: el medicamento más seguro es el que está en la farmacia. Tiene trazabilidad garantizada, un profesional responsable y conservación adecuada.”

Con este escenario, las farmacias salteñas se mantienen firmes en su postura, defendiendo la salud pública frente a un decreto que, para ellos, prioriza intereses comerciales por sobre la seguridad de los pacientes.

Los cambios en la venta de medicamentos sin recetas

Según los detalles estipulados en el decreto 1024, el Gobierno habilitó una serie de cambios para el expendio de medicamentos de venta libre. A continuación, las principales claves de la medida:

Los medicamentos de venta libre podrán ser exhibidos en las góndolas de establecimientos habilitados como farmacias.

La medida será aplicable sólo en locales que cuentan con góndolas al público.

Los fármacos deben ser ofrecidos en caja cerrada, con su respectivo prospecto y únicamente a personas mayores de 18 años. La edad será constatada con el DNI al momento de abonar.

En los establecimientos que no estén habilitados como farmacias, la venta estará limitada a los antiácidos y los analgésicos.

La venta y despacho de especialidades médicas que requieran recetas deben realizarse en presencia de un farmacéutico responsable.

Presentación a nivel nacional

La Federación Argentina de Cámaras de Farmacias (FACAF) rechazó el decreto 1024 que habilita que los medicamentos de venta libre sean exhibidos en las góndolas de las farmacias, por lo que las personas podrán acceder a ellos sin intermediación de un profesional. Para la FACAP, la medida del Gobierno “denosta la labor de los farmacéuticos y pone en riesgo la salud”.

Las entidades farmacéuticas COFA, FEFARA, ASOFAR y FECOPA sostuvieron en un comunicado que la intervención profesional farmacéutica “garantiza la seguridad en la dispensación de medicamentos y la protección de la salud pública”.

Ante la decisión del gobierno de Javier Milei, los farmacéuticos remarcaron que al exhibir estos medicamentos “como si fueran simples mercancías, se pone en riesgo la salud de los pacientes”.

Además, subrayaron que “ningún medicamento es inocuo. Incluso los mal denominados de venta libre pueden tener consecuencias y efectos adversos graves si no se usan correctamente”.

“Este decreto busca transformarla en un simple negocio, al servicio de los intereses económicos de unos pocos, para pasar del modelo sanitario al ‘farmashopping’, convirtiendo al medicamento de un bien social en un objeto de consumo al que solo algunos argentinos podrán acceder”, cuestionaron.

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