Enfrentamientos entre guerrillas en Colombia dejan 80 muertos
En el noreste de Colombia, la región del Catatumbo se ha convertido en enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Estos choques han dejado al menos 80 muertos y más de 4.500 desplazados, según informes oficiales.
La violencia estalló tras el fracaso de las negociaciones de paz entre el gobierno colombiano y el ELN.
El presidente Gustavo Petro suspendió los diálogos, calificando las acciones del ELN como “crímenes de guerra”.
En respuesta, el gobierno ha desplegado 300 oficiales en la zona para intentar controlar la situación y proteger a la población civil. La región del Catatumbo, fronteriza con Venezuela, es estratégica debido a sus plantaciones de coca y rutas del narcotráfico.
La disputa por el control territorial entre el ELN y las disidencias de las FARC ha generado una crisis humanitaria sin precedentes en la zona. Miles de personas han huido de sus hogares, buscando refugio en municipios como Cúcuta, Ocaña y Tibú, e incluso cruzando la frontera hacia Venezuela.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) está realizando censos de los desplazados, mientras que el gobierno venezolano ha desplegado apoyo militar y humanitario para atender a quienes cruzan la frontera.
La comunidad internacional ha expresado su preocupación por la escalada de violencia. Organizaciones de derechos humanos han instado a las partes en conflicto a cesar las hostilidades y permitir la entrada de ayuda humanitaria.
El gobierno colombiano, por su parte, ha demandado a los grupos armados que se desmovilicen para proteger a las comunidades afectadas. Este conflicto representa un desafío significativo para la política de “paz total” promovida por el presidente Petro.
La suspensión de los diálogos con el ELN y la intensificación de las hostilidades ponen en riesgo los esfuerzos por alcanzar una solución pacífica y duradera en Colombia.