Trump califica de “desagradable” a obispa que le pidió piedad para la comunidad LGBT
Trump calificó como “desagradable” a la obispa Mariann Edgar Budde, líder de la Diócesis Episcopal de Washington, luego de que ella lo instará a mostrar compasión hacia inmigrantes y personas LGBTQ.
El martes por la mañana, en el tradicional Servicio Nacional de Oración posterior a la investidura presidencial, Budde dirigió un sermón en el que pidió al presidente tener misericordia hacia las comunidades vulnerables.
“Le pido que tenga misericordia, señor presidente”, expresó la obispa, refiriéndose a las políticas anunciadas recientemente por Trump, que incluyen la suspensión de la llegada de solicitantes de asilo y la expulsión de migrantes indocumentados.
En respuesta, Trump utilizó su plataforma Truth Social para arremeter contra Budde, describiéndola como una “izquierdista radical y una odiadora de Trump”.
El mandatario añadió: “Llevó su iglesia al mundo de la política de una manera muy poco amable. Fue desagradable en su tono, y no fue convincente ni inteligente”.
El servicio religioso, al que asistieron Trump y la primera dama, Melania Trump, forma parte de una tradición que data de 1993, donde se busca promover la unidad y la reflexión espiritual al inicio de cada mandato presidencial.
Sin embargo, las palabras de Budde reflejaron las preocupaciones de diversos líderes religiosos sobre las políticas de la administración Trump hacia las comunidades LGBTQ y los inmigrantes.
Crítica abierta de Trump
La obispa Budde ha sido una crítica abierta de Trump en el pasado, especialmente durante su primer mandato, cuando cuestionó su retórica y acciones que, según ella, fomentaban la división y el miedo.
En su sermón más reciente, Budde enfatizó la importancia de la unidad basada en el respeto a la diversidad y la dignidad humana, instando al presidente a considerar el impacto de sus políticas en las vidas de millones de personas.
La reacción de Trump ha generado diversas opiniones entre sus seguidores y críticos. Mientras algunos apoyan su postura firme ante las críticas, otros consideran que sus comentarios hacia la obispa son inapropiados y reflejan una falta de disposición para entablar un diálogo constructivo con líderes religiosos y comunitarios.
Este intercambio subraya las tensiones persistentes entre la administración Trump y ciertos sectores religiosos que abogan por políticas más inclusivas y compasivas hacia las minorías y poblaciones vulnerables en Estados Unidos.