Judiciales

Condenan por peculado a José Rolando Guaimás, intendente de Animaná

La jueza Norma Beatriz Vera, vocal de la Sala IV del Tribunal de Juicio, condenó ayer martes a José Rolando Guaimás, “Tata”, intendente de Animaná a la pena de dos años y seis meses de prisión de ejecución condicional e inhabilitación absoluta perpetua por ser autor del delito de peculado.

Por su parte, Romina Alejandra Guanca, empleada municipal de la citada comuna, fue condenada como autora del mismo delito a la pena de dos años de prisión de ejecución condicional e inhabilitación absoluta perpetua.

Durante dos años y medio José Rolando Guaimás deberá fijar domicilio y someterse al cuidado del patronato de presos. Además, deberá abstenerse del uso de estupefacientes y de abusar del consumo de bebidas alcohólicas. No podrá acercarse a la persona, domicilio o sitios que frecuente el denunciante. En cuanto a Guanca, la mujer tendrá que cumplir las mismas reglas de conducta por el término de dos años.

En caso de incumplir alguna de estas reglas de conducta podría dejarse sin efecto la condicionalidad de la pena impuesta.

En el fallo, la jueza ordenó remitir copias a la Fiscalía Penal UDEC de la declaración de una testigo y del legajo personal de un empleado de la Municipalidad de Animaná.

Los imputados fueron condenados por realizar una obra en un domicilio particular de la ciudad de Salta con mano de obra y recursos del municipio de Animaná.

El jefe comunal resultó electo en los pasados comicios del 14 de mayo, por lo que a partir del 10 de diciembre, le correspondería transitar por su segundo período ejecutivo.

Los hechos

Según la acusación, el intendente Guaimás es acusado por la fiscalía por un hecho que salió a luz a partir de llamados de vecinos del barrio Juan Carlos García Basalo, ubicado en la zona oeste, a pocas cuadras del Centro Cívico Grand Bourg.

Los vecinos relataron la concurrencia de camiones con la inscripción de Municipalidad de Animaná, al terreno en cuestión, sin que existiera ninguna cartelería de obra pública. La residencia era de una mujer, empleada municipal, e inclusive uno de los albañiles también trabajaba para el municipio.

 

 

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Volver al botón superior