En la dinámica del balotaje, lo que juega no es la política, son las emociones
La política suele tener una dinámica propia, diferenciada del resto de la ciudadanía, eso ha quedado claro en estas elecciones. Es muy probable que la elección no se dirima por programas ni planes de gobierno, ni la campaña más efectiva, ni los análisis que podamos hacer.
Para un sector de la ciudadanía la política es “sucia” y los políticos son todos “iguales”, por lo que la elección de un candidato pasa a otro plano: el carácter emocional del votante.
Y el panorama se complejiza si intentamos explicar las causas que han llevado a que un sector considerable del votante salteño haya sido atraído por Javier Milei, porque en las elecciones PASO resultó ser el candidato más votado captando el 49.4% de los votos y a pesar de que en las generales haya disminuido ostensiblemente el porcentaje obteniendo el 40% siempre mantuvo su ventaja respecto a Sergio Massa. Si detrás de esa elección hay un carácter puramente emocional, habría que preguntarse si los salteños votan contra la casta o si consideran que Javier Milei es la opción más cercana a la idea emocional que tienen los salteños respecto a la política, la sociedad, la economía, la salud y la educación.
Al mismo tiempo pueden existir factores políticos concretos que hayan influido en la elección, muy probablemente no se haya hecho una lectura rápida de factores emocionales que incidieron en la elección. Es decir, si a Javier Milei lo votaron centennials y milennials, la pregunta es qué ofrece la política local para cumplir con los deseos de jóvenes que se aproximan a una vida, aceleradamente incierta y para adultos que ya han pasado por las crisis de los 90, 2.001, que vivió todo el gobierno kirchnerista, macrista, pandemia y Alberto Fernández sintiendo que su vida no ha cambiado demasiado. Es un interrogante general para toda la política, considerando que la aparición de Javier Milei es un producto de una reacción que pone en peligro la vida institucional del país.
La realidad es que para un sector importante de la población Salteña la Libertad Avanza es una opción. No podemos juzgar si está bien o mal, no estamos discutiendo una naturaleza puramente ideológica detrás del voto, estamos observando que las proyecciones emocionales de la población fueron captadas por una persona que un día dijo terminar con la casta política, dolarizar la economía, terminar con la inflación reventando el Banco Central, privatizar la obra pública o peor, que la paguen los ciudadanos, terminar con la universidad pública, reducir ministerios: eso implicaría eliminar el ministerio de la mujer, cuando la provincia de Salta es la provincia con mayores tasas de femicidios del país; con altas tasas de suicidio juvenil o altos índices de desigualdad. Aún así, hay una parte del electorado que sospecha que Javier Milei es una opción.
Es verdad que el electorado piensa en el metro cuadro de su vida, porque seguramente no capta el mensaje de que privatizar el sistema de salud seria abandonar a la gran cantidad de personas que en la provincia de Salta padecen de tuberculosis, enfermedad asociada a la pobreza y mal nutrición. En ese metro cuadrado, hay sensaciones, hay emociones no entendidas y no leídas. El político sigue empeñado en hacer política a la vieja usanza.
Para combatir a un candidato como Javier Milei es necesario interpretar ese metro cuadrado no entendido y que se expresa en las redes sociales, que su vida pasa por los corazones de instagram o los me gusta de Facebook. Donde un influencer tiene más atención que el mensaje de un gobernador y que no futuro mismo.
Ezequiel Rojas Frondizi