Condenan a una mujer que dirigía operaciones de tráfico de droga desde Orán
En el marco de un juicio abreviado, la jueza federal de Garantías N°2 de Salta, Mariela Giménez, condenó a 6 años de prisión a María de los Ángeles Yanamari por el delito de transporte de estupefacientes agravado por el número de intervinientes, en calidad de coautora.
En el proceso la misma pena fue impuesta para Fabricio Raúl Urzagaste por idéntico delito, mientras que Justino Jaime Sorrigueta, hijo de María de los Ángeles Yanamari, recibió 3 años de prisión de ejecución condicional también por la misma calificación, pero en calidad de partícipe secundario. Las condenas fueron instauradas por el fiscal general Eduardo Villalba y la auxiliar Florencia Altamirano, de la Unidad Fiscal Salta.
La sentencia ordenó además el decomiso de siete teléfonos celulares y de una suma de 450 mil pesos. Se dictó en una audiencia de acuerdo pleno, en la cual la fiscalía brindó precisiones de la meticulosa investigación llevada adelante desde el 3 de marzo de este año.
Según lo expuesto por la auxiliar fiscal, la pesquisa se inició a partir de un informe remitido por la Unidad de Procedimientos Judiciales de Salta (UNIPROJUSAL) de la Gendarmería Nacional. En el reporte se daba cuenta de la denuncia formulada por un individuo que no quiso aportar sus datos por temor a represalias. La información indicaba que Yanamari adquiría desde su vivienda, en Orán, estupefacientes provenientes de Bolivia, ya sea marihuana o cocaína, y que disponía también al traslado de la droga hasta la ciudad de Salta y, en algunos casos, la entrega final a revendedores locales.
Remises de Aguas Blancas
Abierta la investigación, la fiscalía dispuso las tareas de campo a través de las cuales se confirmó la identidad de la principal acusada, pues sus vecinos dijeron que al domicilio de la sospechada llegaban muchos remises de Aguas Blancas que llevaban personas con mochilas y luego se marchaban.
Al cruzar el río Bermejo en un gomón, Urzagaste se topó con una patrulla de gendarmes y abandonó la mochila con 23 kilos de droga y se ocultó en una zona de montes. Desde allí, se comunicó con la mujer para que le envíe ropa.
La fiscalía describió que a partir de esta y de otras pistas avanzó con tareas de inteligencia criminal, que permitieron consolidar la hipótesis sobre el accionar de la imputada, sobre quien se estableció que ejercía un dominio total de toda la ruta de la droga desde su adquisición a partir de la negociación con proveedores del Estado Plurinacional de Bolivia.
Entregaban la carga en zonas comerciales
De acuerdo con la exposición de la fiscalía, las intervenciones telefónicas permitieron establecer el nexo que mantenía la mujer con Urzagaste, quien se encargaba de pasar la droga a través de la frontera, por lo general valiéndose de mochileros que cruzaban el río Bermejo en lancha o gomones.
La fiscalía añadió que, una vez en territorio nacional, la líder de la banda coordinaba el traslado a Salta mediante envíos de encomiendas o bien en vehículos. Una vez que llegaba a la ciudad, la acusada también concertaba la entrega final a los revendedores.
Esa información, describió, surge de un chat por vía WhatsApp que Sorrigueta, bajo instrucciones de su madre, mantuvo con una revendedora, con quien coordinó la entrega de drogas en el estacionamiento de un shopping ubicado en una zona residencial de la ciudad.
“Bueno, entonces ahí nomás, en el estacionamiento del subsuelo del NOA, porque es oscuro y no hay gente casi”, confirmó la revendedora en el mensaje. “De los diálogos transcritos, surge que Sorrigueta coordinó el encuentro con una compradora de sustancias en el Alto Noa Shopping, y quien fue al encuentro fue su madre, María Yanamari”, explicó la auxiliar fiscal.
Precisó además que, desde su teléfono, la acusada discutía asuntos vinculados a deudas de pago por otras transacciones de drogas por sumas millonarias. En efecto, citó el mensaje de la acusada para un comprador: “Yo no quiero tener problemas con nadie, ya que yo trabajo de esto, mantengo a mi familia con esto”.