La emergencia en Discapacidad, entre la esperanza, el veto y la dignidad

La aprobación unánime en el Senado de la Nación de la Ley de Emergencia en Discapacidad, celebrada este jueves como un triunfo de la justicia social y la dignidad humana, encontró su inmediato revés en la anticipada amenaza de veto presidencial.
La noticia recorrió Salta y todo el país generando una serie de sensaciones encontradas: esperanza en un extremo, incertidumbre y miedo en el otro. Porque el presidente Javier Milei no tardó en ratificar su promesa de campaña: “Si tocan el equilibrio fiscal, lo veto” en su acostumbrado tono de sorna, que a estas alturas resulta más que lascivo.
La iniciativa, que había recibido media sanción en Diputados con 149 votos a favor y en el Senado obtuvo 56 afirmativos, sin negativos ni abstenciones, declara la emergencia en discapacidad hasta diciembre de 2027 y busca regularizar pagos atrasados, actualizar aranceles para prestadores de servicios, reformar el sistema de pensiones no contributivas, reforzar la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) y garantizar el cumplimiento del cupo laboral. Su impacto fiscal estimado es de apenas entre el 0,22% y el 0,42% del PBI. Sin embargo, para el Gobierno nacional es una ley “regresiva y asistencialista”, como definió la ANDIS a cargo de Diego Spagnuolo, mientras el jefe de Gabinete Guillermo Francos anticipó: “No existen los recursos. Si la aprueban, la vetaremos”.
“Se están despertando”: voces salteñas frente a la amenaza de veto
Luis González, referente de Padres TEA-TGD Sal*ta, recibió la noticia con la lucidez que siempre imprime en sus análisis, pero también con la crudeza de quien ve desde hace tiempo la motosierra transformada en profecía autocumplida. “Afortunadamente la gente se está despertando, los senadores se dieron cuenta más allá de todo apriete y presión. Si un aumento a jubilados te rompe el superávit, tan superávit no hay”, sostuvo en diálogo con Nuevo Diario. Y fue más allá: “Si hablamos de discapacidad, hablamos de justicia social, palabras que al gobierno le ponen los pelos de punta. Por eso, apenas salió sancionada, Milei anunció que la vetará. Este gobierno actúa con capricho, no cree en la división de poderes, no cree en el Estado, no sabemos en qué cree”.
Para González, el problema es estructural y hunde sus raíces en una desigualdad que se profundiza día a día. “Esperemos que no la vete. Y si la veta, estaremos en la calle, actuando como debemos, con amparos colectivos, pero no nos quedaremos quietos. Lo peor es el silencio de los cómplices”, advirtió.
Y analizó de forma demoledora: “Estamos en 2025 y tenemos que seguir ratificando derechos básicos, explicando cómo tratar a una persona con discapacidad. La motosierra comenzó cortando por lo más fino. ¿Quién se puede oponer a que un jubilado cobre mejor o una persona con discapacidad tenga una vida digna? Si la veta, estaremos en la calle peleando por un futuro mejor para nuestros hijos”, remarcó
La Ley de Emergencia en Discapacidad es, ante todo, un intento de reparar daños y garantizar lo básico. Nada de lujos, nada de privilegios. Derechos humanos básicos. Pero la amenaza de veto presidencial revela que, para la lógica libertaria de Milei, la vida misma es un gasto. Es la misma motosierra, pero esta vez, cortando la dignidad en la base.