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Sin ser matrimonios, el Vaticano autorizó la bendición de parejas del mismo sexo

Convulsión en el mundo católico y en el segmento de las parejas del mismo sexo es lo que causó el documento emitido por el Vaticano, donde desde la oficina de doctrina reafirma que el sacramento es entre un hombre y una mujer, pero aclara que las bendiciones no deben denegarse, sin que ello convalide oficialmente un status.

El Vaticano autorizó por primera vez, ayer lunes, en un documento oficial la bendición de parejas del mismo sexo y “en situaciones irregulares” para la Iglesia católica, manteniéndose no obstante firme en su oposición al matrimonio homosexual.

“Se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su ‘status’ ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”, se lee en el documento, aprobado por el papa Francisco, de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

No obstante, precisa, “esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio”.

La “Declaración” del prefecto de la Congregación, el cardenal argentino Víctor Manuel Fernández, lleva por título “Fiducia Supplicans: sobre el sentido pastoral de las bendiciones” y es la primera que la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio, publica en los últimos 23 años, desde Dominus Jesus (2.000).

El documento profundiza en una carta que Francisco envió a dos cardenales conservadores y que fue publicada en octubre. En esa respuesta preliminar, Francisco sugirió que tales bendiciones podrían ofrecerse en algunas circunstancias si no confundían el ritual con el sacramento del matrimonio.

“Fiducia suplicans”

Fiducia suplicans comienza con una introducción del prefecto del Dicasterio, quien explica que la declaración profundiza en el “significado pastoral de las bendiciones”, permitiendo “ampliar y enriquecer su comprensión clásica” a través de una reflexión teológica “basada en la visión pastoral del Papa Francisco”.

Esta posibilidad supone un cambio de postura respecto a la que la Congregación publicó en marzo de 2.021, dirigida entonces por el español Luis Ladaria Ferrer, y que dijo que la Iglesia católica no podía impartir su bendición a las uniones de personas del mismo sexo.

El documento es un largo texto en el que se analiza el origen y sentido teológico del acto de la bendición, repasándolo desde el Antiguo Testamento y en las Escrituras.

“En su misterio de amor, a través de Cristo, Dios comunica a su Iglesia el poder de bendecir. Concedida por Dios al ser humano y otorgada por estos al prójimo, la bendición se transforma en inclusión, solidaridad y pacificación. Es un mensaje positivo de consuelo, atención y aliento”, se lee en el texto.

“No se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición”, sentencia la Doctrina de la Fe en su “Declaración”.

El nuevo documento reafirma que el matrimonio es un sacramento para toda la vida entre un hombre y una mujer. Además, se reitera que, según la “perenne doctrina católica”, solo se consideran lícitas las relaciones sexuales dentro del matrimonio entre un hombre y una mujer.

Bendición a “irregulares”

También se aclara que, para evitar “cualquier forma de confusión y escándalo”, cuando una pareja del mismo sexo pida la bendición, “nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos”. “Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio”. Así, se plantea que este tipo de bendición “puede encontrar su lugar en otros contextos, como la visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación”.

La bendición a parejas homosexuales o “irregulares”, es decir, que no estén canónicamente casadas por la Iglesia, puede estar precedida por una “oración breve” en la que el cura puede pedir para los bendecidos “la paz, salud, un espíritu de paciencia, diálogo y ayuda mutua”.

 

 

 

 

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