
En apenas unos minutos, sobre la ruta nacional 86 en Tartagal, ocurrió un presunto ajuste de cuentas, un robo a mano armada y una ejecución a sangre fría.
Todo comenzó cuando un Fiat blanco se detuvo frente a una comunidad originaria. De su interior descendió un hombre armado con una pistola de gran calibre, que, según testigos, “estaba fuera de sí”.
Sin mediar palabra, encañonó a un motociclista y le robó el vehículo para escapar hacia el este. El automóvil quedó en marcha sobre la banquina y, al acercarse los vecinos, se toparon con una escena macabra: un hombre sin vida, cubierto de sangre, en el asiento.
En paralelo, el fugitivo habría amenazado a varias personas durante su huida, incluso pidiendo una camioneta para continuar el escape.
Minutos después, a 15 kilómetros del primer crimen y ya sobre un tramo de la ruta 86, otra llamada al 911 alertó sobre un nuevo hecho.
Allí, junto a una moto que coincidía con la robada minutos antes, yacía el cuerpo de un hombre con el rostro irreconocible por la sangre. Testigos afirman que se trataba del asaltante, “ajusticiado” con al menos cuatro disparos.
La policía cortó la ruta en dos puntos y desplegó un fuerte operativo en la zona de la comunidad Lapacho 1.
Asimismo, la prensa local recogió el testimonio de dos mujeres de una misión originaria, que dijeron haber visto pasar dos motos y varios vehículos a alta velocidad, para luego escuchar cuatro detonaciones.
En la mañana de hoy, se informó oficialmente que el primer cuerpo, encontrado dentro del vehículo, se identificó como Fernando Gómez, de 49 años, oriundo de Mosconi. El asaltante de la moto sería Gustavo Lira, de 35 años y residente en Pocitos.