Detienen a dos jefes de una poderosa organización narcocriminal regional
En el marco de una investigación sin precedentes, llevada delante de manera coordinada por tres áreas especializadas de la Fiscalía del Distrito, dieron por formalizadas las acusaciones a dos líderes de una importante organización narcocriminal que operaba en la región y era un importante proveedor en otras provincias.
En las investigaciones, en línea con la PROCUNAR NOA, intervienen las juezas federales de Garantías, en feria, Mariela Giménez y Carina Gregoraschuk, de Salta y Jujuy,
La investigación involucró a los fiscales Federico Zurueta, titular del Área de Casos Complejos de la Unidad Fiscal de Jujuy; su par de Salta, Ricardo ToranzosDiego Iglesias, encargado de la Procuraduría de Narcocriminalidad; Eduardo Villalba, responsable de la región NOA de dicha área y Carlos Martín Amad, fiscal en feria.
Por distintos caminos, los fiscales llegaron hasta Abel Liquitay y su hermanastro David Liquitay Choque, sindicados como los principales jefes del clan conocido como "Los Liquitay", quienes operan en Jujuy y Salta desde 1978 y ya llevan tres generaciones implicadas en actividades del narcotráfico en toda la región.
La captura de ambos se produjo el 10 de enero como resultado de una medida requerida por el fiscal Zurueta, siendo ésta la diligencia de mayor envergadura, pues consistió en la realización de 31 allanamientos, en domicilios y locales comerciales ubicados en ambas provincias.
Las tareas investigativas, dirigidas por las distintas áreas especializadas, estuvieron a cargo de efectivos de la Unidad de Procedimientos Judiciales y de la Unidad de Reunión de Información de Jujuy, de Gendarmería Nacional y del Grupo Operativo de Lucha Contra el Narcotráfico NOA.
Secuestran 18 vehículos de alta gama y efectivo
Los fiscales imputaron a los detenidos el delito de lavado de activos provenientes del narcotráfico, agravado por la habitualidad y por ser cometido por un grupo organizado, lo que fundaron en una extensa cantidad de hechos y pruebas que fueron expuestas ante la jueza.
Entre ellas, se destacó un extenso listado de vehículos que fueron adquiridos o administrados por los acusados, ya sea de manera directa o por intermediarios, muchos de ellos familiares, dos de los cuales se encuentran prófugos y con el respectivo pedido de captura.
Además, y como nota sobresaliente, se mencionaron 18 vehículos de alta gama que fueron secuestrados en un galpón ubicado en la localidad jujeña de Palpalá, donde había un auto Honda Civic, otro, marca SEAT, dos camionetas Toyota, otra VW Amarok, un vehículo auto SW4 y una Dodge Ram y tres cuatriciclos, entre otros rodados. También se secuestró una suma de $4.718.000, 13.603 dólares, 100 euros y 420 pesos bolivianos.
Pese al enorme volumen de dinero necesario para la adquisición de estos vehículos, entre ellos 7 camiones, ninguno de los acusados registraba trabajo formal, ingresos registrados en AFIP ni tampoco tenían declaraciones juradas actualizadas.
Por otra parte, y de manera detallada, los fiscales hicieron notar a la jueza las vinculaciones que existían entre ambos acusados y, al menos, otras cuatro investigaciones llevadas adelante por narcotráfico, en una de las cuales Alberto Estanislao Liquitay, padre de uno de los imputados, fue condenado a 10 años de prisión, sentencia dictada el 5 de febrero de 2020 por el Tribunal Oral Federal N°1, siendo la primera generación de esta organización.