
La diputada nacional y candidata a senadora de La Libertad Avanza, Emilia Orozco, encendió la polémica con declaraciones que rozan la deshumanización hacia sectores vulnerables.
Sus afirmaciones sobre los barrios populares del sureste de la ciudad de Salta y las comunidades originarias fueron interpretadas como una muestra del desprecio que impregna el discurso oficialista. El concejal capitalino Juan Pablo Linares salió este miércoles al cruce, durante la última sesión del Concejo Deliberante, defendiendo con firmeza la dignidad de los salteños.
La entrevista que Orozco brindó al portal Infobae terminó por encender la indignación en Salta. En tono pedagógico, pero con un trasfondo de estigmatización, la legisladora libertaria aseguró que es “muy difícil hacerle entender a los pueblos originarios cuál es el mecanismo de salir adelante que no sea el asistencialismo del Estado”. Incluso fue más allá: recomendó a las mujeres indígenas no tener más hijos si no cuentan con recursos suficientes, deslizando que muchas lo harían “para cobrar tal cosa”.
También apuntó contra los vecinos de barrio Solidaridad y otras zonas populares de la capital salteña, al afirmar que allí es casi imposible explicar las medidas macroeconómicas del Gobierno nacional. “Si yo me voy a hablar de macroeconomía en Solidaridad, la gente me va a sacar diciendo: ‘andate con tu presidente’”, ironizó, para luego insistir en que los “humildes” no comprenden las bases de la economía y necesitan que se les explique “como si fuera la economía de su casa”.
Las declaraciones de Orozco no pasaron desapercibidas. En su mirada, los sectores populares y las comunidades originarias aparecen reducidos a estereotipos: madres adolescentes que no terminan la escuela, mujeres con numerosos hijos que viven de planes sociales, aborígenes incapaces de progresar sin la tutela estatal. Una narrativa que se alinea con la lógica del gobierno de Javier Milei, donde la macroeconomía se impone como un horizonte técnico y abstracto, aunque se sostenga a costa de la exclusión y el vaciamiento del tejido social.
El riesgo de este enfoque no solo está en el tono denostativo, sino en la deshumanización implícita: despoja de agencia y dignidad a quienes viven en condiciones adversas, responsabilizándolos de su pobreza, sin considerar las raíces estructurales —históricas y políticas— que atraviesan a Salta, una de las provincias con mayores índices de desigualdad.
La respuesta del Concejo
La reacción más contundente llegó este miércoles desde el Concejo Deliberante capitalino. El concejal Juan Pablo Linares se levantó en la sesión ordinaria para repudiar los dichos de Orozco. “La diputada no tiene que enseñar de economía a la zona sudeste, sino aprender allí, no solo de economía sino como ser humano”, expresó con firmeza.
En su intervención, reivindicó la historia y el desarrollo del barrio Solidaridad y de toda la zona sureste: sus escuelas, sus hospitales, sus ferias y la vida comunitaria que se organiza pese a la adversidad. “Es muy fácil el progreso desde un edificio y con el 100% del confort. Lo difícil es cuando te tocó en barrios que la pelean todos los días. Allí la gente tiene dignidad y puede enseñar lo que significa luchar en comunidad”, remarcó Linares. El edil fue más allá y acusó a Orozco de “estar contra Salta” y de representar un discurso que privilegia números y millones de dólares por encima de las personas. “Antes de hablar de los barrios de Salta, tiene que interiorizarse. Tiene que respetar la dignidad de las personas que día a día luchan por tener un futuro mejor”, sentenció.