El regreso del negacionismo y la afrenta a los pueblos originarios

En tiempos de Javier Milei, el Día del Respeto a la Diversidad Cultural vuelve a ser “de la Raza”, en un gesto político que niega la historia, la memoria y la resistencia de los pueblos indígenas.
En un contexto político donde los discursos de odio y negación se reactivan con fuerza, el gobierno de Javier Milei decidió revertir simbólicamente una de las conquistas culturales más importantes del siglo XXI: la resignificación del 12 de octubre como Día del Respeto a la Diversidad Cultural. En documentos oficiales del Estado nacional y sobre todo en las redes sociales oficialistas, volvió a utilizarse la expresión “Día de la Raza”, denominación cargada de racismo y colonialismo que había sido reemplazada en 2010 por decreto de la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
La decisión, que aún no se formalizó por decreto, pero aparece en el calendario oficial, fue leída por amplios sectores sociales, políticos e indígenas como una provocación y un acto de negacionismo histórico. Así lo denunciaron desde el Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir, “esto no es una simple cuestión semántica, sino una operación política y simbólica de negación del genocidio colonial y de las resistencias que sostienen la vida. Nombrar ‘raza’ reinstala la idea de jerarquías entre pueblos y busca someter la memoria colectiva”.
El retroceso como política de Estado
El cambio de denominación no es un hecho aislado. Desde su asunción en diciembre de 2023, el presidente Javier Milei ha desplegado una serie de medidas que desmantelan de manera sistemática los organismos e instrumentos que garantizaban los derechos de los pueblos originarios en sintonía con otros grupos de máxima vulnerabilidad.
Entre los mayores impactos del “efecto motosierra”, se cuentan la eliminación del Programa de Fortalecimiento Comunitario del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), que brindaba asistencia legal y financiamiento a comunidades en conflicto territorial; la derogación de la emergencia en tierras indígenas; el cierre del INADI; y la decisión de cambiar el nombre del Salón de los Pueblos Originarios de la Casa Rosada, gesto repetido el 8 de marzo con el Salón de las Mujeres.
Estas acciones, enmarcadas en la política general de “achicamiento y transformación del Estado”, traducen un profundo desprecio por la diversidad cultural y una ofensiva ideológica que va más allá del ajuste económico. La actual gestión no sólo desfinancia los programas de protección, sino que reconfigura los símbolos, borrando la memoria colectiva para reinstalar un relato homogéneo y negacionista.
“Nada de Día de la Raza”: la resistencia desde los territorios
El Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir fue una de las primeras organizaciones en denunciar públicamente la utilización oficial del término “Día de la Raza”. “Lo que está pasando con Milei en Argentina, con Noboa en Ecuador y la expansión de la expresión de un mismo patrón colonial y capitalista que se actualiza”, expresaron en un comunicado.
Desde su perspectiva, la reinstalación de la palabra “raza” no es casual: responde a una matriz política que niega el genocidio indígena y al mismo tiempo legitima las violencias actuales sobre los territorios. “Engañan y ocultan la cruel realidad en la que tratamos de sobrevivir los pueblos originarios”, sostienen.
Memoria de un genocidio
En Salta, esta semana, el senador originario Walter Cruz recordó el verdadero sentido de la fecha: “El 12 de octubre no fue un encuentro de culturas, fue el comienzo del genocidio y del sometimiento de nuestros pueblos. Hoy, con otros métodos, la dominación continúa. Europa se hundía y fue salvada por el saqueo de Abya Yala”.
Cruz denunció además que el gobierno nacional “está decidido a borrar a los pueblos originarios”, y subrayó que “no hay nada que festejar, sino mucho que recordar”. En la misma línea, el legislador Leopoldo Salva reivindicó con orgullo “nuestra cultura, nuestra tradición y nuestra raza indígena”, frente a los intentos oficiales de deslegitimar los derechos conquistados.
La eliminación del Día del Respeto a la Diversidad Cultural sintetiza el espíritu del tiempo político que atraviesa Argentina. En el país del “Año de la Defensa de la Vida, la Libertad y la Propiedad”, la palabra “diversidad” desaparece de los documentos oficiales y el respeto por las comunidades originarias se reemplaza por la lógica de mercado.
A más de cinco siglos del primer desembarco europeo en el continente, los pueblos indígenas siguen resistiendo. Resisten la invisibilización, el extractivismo, la represión y el intento de borrarlos del mapa político y simbólico del país.
“Nada de Día de la Raza”, repiten las voces indígenas en redes sociales y en las calles, porque en tiempos donde se pretende borrar la historia, nombrar es resistir.