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Bolivia inició el periodo de silencio electoral antes del balotaje

El país entra en un periodo de reflexión y restricción propagandística de cara a la segunda vuelta entre Rodrigo Paz y Jorge “Tuto” Quiroga.

Bolivia inició el periodo de silencio electoral, un lapso oficial en el que toda propaganda política debe ser retirada o cubierta, mientras el país se prepara para el balotaje presidencial previsto para el domingo 19 de octubre. El tribunal electoral advirtió que violar estas reglas puede acarrear sanciones económicas, dan cuenta medios nacionales.

Según el Tribunal Supremo Electoral, la normativa establece que la difusión pública de mensajes de campaña queda prohibida desde 72 horas antes de la votación. Bajo ese marco legal, los partidos políticos involucrados lo instruyeron a desmontar sus carteles, vallas o cualquier medio visible. Tambien cubrirlos con material que impida su visibilidad hasta cumplido el día de la elección.

En paralelo, los tribunales electorales departamentales comenzaron la distribución del material de votación hacia zonas rurales en las nueve regiones del país. Con escolta policial y militar, se hace la cadena de custodia del material sensible junto con insumos auxiliares como bolígrafos, sellos y mamparas de votación.

Los candidatos que disputan este segundo turno son el centrista Rodrigo Paz, acompañado de Edman Lara, y el conservador Jorge “Tuto” Quiroga, cuya dupla es con Juan Pablo Velasco. En las elecciones generales del 17 de agosto, ninguno obtuvo el porcentaje necesario para proclamarse ganador. Esto activó por primera vez en la historia boliviana el mecanismo del balotaje, vigente desde la constitución de 2009.

Este proceso eleccionario se da en un contexto complejo: Bolivia enfrenta desequilibrios económicos, escasez de combustibles, falta de divisas y fuertes aumentos de precios. Estos factores reticulan con la urgencia de los votantes por estabilidad, lo que sitúa al nuevo gobierno ante grandes desafíos. Si bien el mandato entrante comenzará el 8 de noviembre, gran parte de las expectativas está centrada en quién logrará capitalizar el descontento social para legitimar su proyecto político.

Fuente: Infobae

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