El coronel Randrianirina asumió como presidente interino de Madagascar tras golpe de estado contra Rajoelina

El coronel Michael Randrianirina asumió como presidente interino en una ceremonia ante el tribunal constitucional. Después de que el Parlamento destituyó al mandatario anterior y el ejército tomara el poder.
Este viernes por la mañana, el coronel Michael Randrianirina prestó juramento como presidente interino de Madagascar en un acto formal realizado ante el tribunal constitucional, en medio de la crisis política que sacude al país. Su asunción se concretó pocos días después de que el Parlamento aprobara la destitución del expresidente Andry Rajoelina. Esto se realizó bajo el argumento de “abandono de funciones”, y luego de que fuerzas militares afines al nuevo líder asumieran el control del Ejecutivo y otras instituciones estatales.
Durante la ceremonia, Randrianirina afirmó que el evento marca un “punto de inflexión histórico” para Madagascar y se comprometió a trabajar con fuerzas políticas, sociales y populares para trazar un renovado rumbo institucional. Planteó la necesidad de redactar una nueva Constitución, diseñar leyes electorales y convocar elecciones en un plazo estimado entre 18 y 24 meses.
El golpe que precedió esta transición tuvo su epicentro en las protestas juveniles que, desde fines de septiembre, exigían mejoras en servicios básicos como agua y electricidad, además de denunciar corrupción y desigualdad. En ese contexto, la unidad militar de élite CAPSAT, a la que pertenece Randrianirina, se rebeló, se negó a reprimir manifestantes y terminó sumándose al movimiento de descontento.
Uno de los momentos clave de la crisis fue la huida de Rajoelina del país en pleno fin de semana, en medio de acusaciones de amenazas contra su vida, lo que precipitó su destitución parlamentaria. En el interín, Randrianirina anunció la disolución de varias instituciones estatales y la formación de un consejo de transición integrado por civiles y militares, que gobernará hasta que se convoquen nuevos comicios.
La respuesta internacional no tardó. Organismos como la Unión Africana suspendieron la participación de Madagascar de sus actividades, mientras la ONU y potencias extranjeras reclamaron el restablecimiento del orden constitucional. En ese sentido, António Guterres, secretario general de Naciones Unidas, condenó el golpe como un cambio inconstitucional de poder. Además, el gobierno de Estados Unidos instó a todas las partes a buscar una solución pacífica y respetuosa del marco legal.
Ahora resta observar cómo se desarrolla la transición anunciada: si el nuevo líder militar y su gobierno provisional lograrán dar cauce institucional al país, convocar elecciones con garantías y contener la inquietud social acumulada. Madagascar enfrenta desafíos enormes en lo económico, social e institucional, y el éxito del nuevo rumbo dependerá del equilibrio entre el control militar y la legitimidad política que deberá ganarse de modo rápido.