Tras desregulación productores de yerba presentan una crisis política en Misiones
La fragmentación entre productores de yerba mate en Misiones, con posturas divididas sobre la desregulación impulsada por el Gobierno, debilita las voces opositoras más activas y disminuye el riesgo de que estalle una crisis como la de 2002.
En medio del descontento por las recientes medidas de desregulación aplicadas al sector de la yerba mate, la fragmentación entre productores misioneros emerge como un factor clave que limita la formación de un frente opositor fuerte. Aunque una parte significativa de los yerbateros protesta activamente, otro grupo más silencioso respalda los cambios impulsados por la administración nacional, lo que diluye el impacto político del descontento.
Desde que el Gobierno redujo al mínimo las funciones del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), los pequeños y medianos productores de Misiones se han dividido. El decreto 70/23, y más recientemente el 812/25, mermó la capacidad del organismo para regular precios, controlar la producción y proteger a los productores, transformando al INYM en un ente con rol promocional.
En el mapa político de Misiones, los productores que apoyan las reformas se concentran en zonas como Andresito y Eldorado; mientras que quienes rechazan la desregulación están presentes en localidades como San Vicente, San Pedro, Colonia Aurora y 25 de Mayo.
A diferencia de la movilización histórica conocida como “El Tractorazo” de 2002, cuando los yerbateros conquistaron regulación y precio mínimo para su producción, hoy no existe un objetivo común ni una unidad de acción capaz de replicar aquella presión social.
Sin embargo, el ministro de Hacienda de Misiones, Adolfo Safrán, ha denunciado que la caída en el precio de la hoja verde tras la desregulación alcanza un 77 % en términos reales, lo que favorece la concentración del mercado en pocas industrias y perjudica a los pequeños productores.
Además, en respuesta a la crisis, la provincia creó una Mesa Yerbatera Permanente donde participan productores, tareferos, molinos y autoridades. El objetivo es encontrar vías de diálogo para afrontar los efectos negativos de la desregulación y buscar consensos que permitan evitar el deterioro social y económico del sector.
Mientras tanto, algunas voces críticas señalan que la desregulación amplió la brecha entre lo que cobran los productores y lo que los consumidores pagan en góndola. Según un productor, los yerbateros reciben un precio que no cubre sus costos, a pesar de que el precio al público se ha incrementado.
Fuente: Infobae



