La reunión reservada entre Gustavo Sáenz, Osvaldo Jaldo, Raúl Jalil y Rolando Figueroa este jueves en la Casa de Salta terminó de confirmar lo que en los últimos días se hablaba en voz baja en Buenos Aires: los gobernadores buscan conformar un interbloque propio en el Congreso que les permita jugar con autonomía frente al peronismo tradicional y también frente a La Libertad Avanza, justo en la antesala del recambio legislativo.
La foto del encuentro, con fuerte impronta norteña, pero con la inclusión estratégica del neuquino Figueroa, evidencia un movimiento que amenaza con modificar los equilibrios de poder a partir de diciembre.
La cocina del interbloque
El armado comenzó con una premisa sencilla: si el Gobierno nacional abre una ventana de diálogo para negociar el Presupuesto 2026, ese espacio debe ser aprovechado por las provincias para recuperar peso específico en un Congreso que se reconfigura y en un peronismo que atraviesa su mayor crisis de conducción en dos décadas. Sáenz ofició de anfitrión y operador, acompañado por Jaldo y Jalil, dos mandatarios que ya dieron señales concretas de que su alineamiento legislativo no será automático con Unión por la Patria. Figueroa, por su parte, llegó con otra lógica. Neuquén nunca fue disciplinado hacia el PJ nacional y el gobernador dejó claro que no se fusionará en un interbloque, aunque sí trabajará de manera coordinada bajo su sello, “La Neuquinidad”, que debutará con una banca en cada cámara.
La ingeniería que se discute busca reunir a salteños, tucumanos, catamarqueños y misioneros, además de legisladores sueltos y espacios como MID o Coherencia, con el objetivo de instalar un polo federal capaz de terciar en la polarización entre el kirchnerismo y el oficialismo libertario. Las definiciones finales quedarán atadas a la composición de comisiones y al reparto interno de espacios, pero en la Casa de Salta hubo consenso en avanzar hacia una estructura común que les permita negociar sin intermediarios. Una fuente presente en la reunión sintetizó el clima: “La semana que viene definimos la letra fina. Si alguien más quiere sumarse, somos buenos anfitriones”.
El dato político que enciende alarmas es el impacto directo que este armado tendría sobre Unión por la Patria. Jaldo ya conformó su bloque “Independencia”, mientras Jalil evalúa llevarse a los cuatro diputados catamarqueños. Si Misiones —con sus cuatro bancas— consolida Innovación Federal como parte del nuevo paraguas, el peronismo quedará al borde de perder la primera minoría en Diputados, un escenario que abriría un juego completamente distinto en la discusión del Presupuesto y en la negociación de cargos clave como la Auditoría General de la Nación y el Consejo de la Magistratura.
La trama que teje Nación
En paralelo, el Gobierno nacional sigue de cerca cada movimiento. Diego Santilli, flamante ministro del Interior, viene manteniendo encuentros con gobernadores para garantizar una base de apoyo al Presupuesto y a las reformas estructurales. Su rol como articulador, discreto pero constante, suma otro elemento a un tablero donde Milei necesita votos y los mandatarios necesitan recursos. El oficialismo observa con atención la fractura interna del PJ, que Cristina Kirchner intentó contener sin demasiado éxito en los últimos días. El verticalismo perdió eficacia y los gobernadores ahora privilegian la defensa territorial por sobre las definiciones nacionales, especialmente después de la pérdida de espacios como la AGN y de la imposibilidad del kirchnerismo de ordenar a sus propias delegaciones provinciales.
En este marco, el encuentro en la Casa de Salta funciona como una señal nítida: los gobernadores quieren volver a tener un rol determinante en el Congreso y están dispuestos a romper con la lógica tradicional del peronismo para lograrlo. Todavía no hay un interbloque formal, pero sí hay una estrategia compartida. Y lo que está en juego no es un simple reacomodamiento interno, sino la posibilidad de que un nuevo actor federal —más pragmático que ideológico— emerja con fuerza en el escenario legislativo y condicione tanto al oficialismo libertario como al peronismo que intenta reorganizarse en medio de su propia crisis.
Por ahora, una certeza se impone: el mapa político del Congreso ya empezó a cambiar, y el peronismo enfrenta su prueba más difícil mientras los gobernadores avanzan sin pedir permiso.



