Un estudio del Conicet reveló un glaciar de escombros en La Poma
El avance del Inventario Nacional de Glaciares (ING) sumó un capítulo inédito en los cerros de La Poma.
En 2023, investigadores del Conicet implementaron un nuevo sitio de monitoreo en un glaciar de escombros en el paraje Corral Negro, una zona de alta montaña donde el conocimiento científico y el saber local se encontraron para lograr un descubrimiento que ya es considerado un hito para el noroeste argentino.
El organismo confirmó resultados positivos en el estudio de estos cuerpos congelados —un tipo de glaciar poco explorado en la región— gracias a un trabajo conjunto que tuvo un protagonista fundamental: Alejandro Soriano, habitante de Corral Negro y productor de la zona, quien se convirtió en el puente indispensable entre los científicos y la comunidad.
“Yo conozco al Conicet en el año 2022, que se presenta en mi casa y me plantea la idea de instalar unos aparatos para estudiar la montaña, a lo que yo accedí, a una altura de 4700 msn. Al año instalaron una estación meteorológica. Cuando fueron a explorar en 2023, llegaron contentos porque los primeros datos de los aparatos informaron la presencia de un glaciar de escombros, cosa que yo no sabía. Por más que tengamos sequía, eso es la ventaja de tener un glaciar de escombros, vamos a seguir teniendo agua”, relató Soriano, quien destacó el valor de este trabajo para las familias productoras.
Un sitio de monitoreo pionero en el norte
Según informó el Conicet, el equipo realizó una perforación en el glaciar para instalar medidores de temperatura a diferentes profundidades. Esta tecnología permite conocer el comportamiento térmico del cuerpo congelado, analizar su evolución en el tiempo y detectar cambios asociados al clima.
Además, en cercanías al talud frontal se instaló la primera estación meteorológica automática del Conicet en el NOA, que registra variables atmosféricas esenciales para comprender la dinámica del glaciar de escombros.
Con estos aportes, Corral Negro se convirtió oficialmente en el primer sitio de monitoreo de glaciares de escombros en los Andes Desérticos del norte del país. Uno de los elementos distintivos del trabajo fue la incorporación de la experiencia y la mirada de los pobladores. Las observaciones de las familias de Corral Negro fueron integradas a los informes oficiales del ING, aportando contexto social, histórico y ambiental sobre estas montañas. “Se planteó la idea de hacer una reunión para contarle a la gente lo que está haciendo el Conicet, y sobre todo, concientizar a la comunidad la importancia de estos glaciares de escombros. Somos productores desde la cuna, y si no lo cuidamos no vamos a tener agua para regar nuestros cultivos. Llevamos a la reunión al pueblo de La Poma y la gente con bastante atención hizo las preguntas que ellos querían, porque estaban bastante interesados”, explicó Soriano sobre el encuentro comunitario que acompañó el avance del proyecto.
Agua, territorio y futuro
El descubrimiento del glaciar de escombros y la instalación del sistema de monitoreo abren un nuevo campo de estudio para la región, pero también fortalecen la gestión del agua en un territorio donde la sequía es una amenaza permanente. Para La Poma, estos resultados científicos tienen un impacto directo en la vida cotidiana: significan previsibilidad hídrica, herramientas para el cuidado del ambiente y una mayor comprensión de los recursos naturales que sostienen la producción local.



