Destacan la figura de Carmen Puch, en el bicentenario de su muerte
El 3 de abril de 1.822 fallecía en la provincia de Salta, Carmen Puch, esposa de Güemes desde el año 1.815. Sobre esta dama patriota, es poco lo que se ha escrito pese a ser la protagonista de un gran romance, durante la lucha por la Independencia.
El Instituto Güemesiano publicó que David Slodky escribió sobre ella: Siendo tan breves los años que le tocó vivir y tan intensos y dramáticos, los seis años en que acompañó a su esposo, Gobernador de Salta y Jefe Patrio, es muy poco lo que se sabe de ella. Así, por ejemplo, en la fundamental y vasta obra en seis voluminosos tomos de Bernardo Frías, Historia del General Martín Güemes y de la Provincia de Salta, las referencias a la mujer de Güemes no llegan a ocupar dos páginas en total. Y se refieren a su proverbial belleza. Leyéndole a un amigo la bellísima y estremecedora carta de Carmen Puch a Güemes, me dijo -entre maravillado y sorprendido-: ¡Pero, yo creía que el casamiento de Güemes había sido un matrimonio de conveniencia!
Elsa Drucarof, en su ficción histórica Conspiración contra Güemes, supone evidentemente lo mismo, asignándole a Carmen un papel absolutamente marginal ante las presuntas andanzas amatorias de su marido. El mito difamatorio que ha prendido tanto en el imaginario popular, de que Güemes habría muerto por una cuestión de polleras, apunta en el mismo sentido.
Luego de un análisis del epistolario de y hacia Güemes, Slodky entreteje a partir de datos verosímiles, la trama en la cual se desarrolló el amor entre Martín y Carmen. Al cierre de su libro titulado Carmen Puch de Güemes.
Al encuentro de la heroína, Slodky expresa: Cuando Güemes, que estaba preparando desde 1.820 la fuerza expedicionaria que avanzaría por el Alto Perú para -en un movimiento de pinzas con San Martín- terminar con la presencia realista en América, se apresta en 1.821 a iniciar la marcha, es víctima del triple contubernio de Bernabé Aráoz con traidores locales (los protagonistas de la revolución del comercio del 24 de mayo de 1.821).
Las fuerzas realistas, que en una emboscada lo hieren de muerte el 7 de junio, desencadenan su fallecimiento el 17 de junio de 1.821 en la Quebrada de la Horqueta. Olañeta ha realizado un último intento de ofrecerle curación a cambio de su renuncia a la lucha. Güemes despacha al emisario del enemigo, haciendo jurar al coronel Vidt -en presencia de aquel- y sobre su espada, que no dejará la lucha hasta ver al último enemigo arrojado de la tierra patria.
Según Bernardo Frías, en el momento de expirar, dirigió su pensamiento hacia su amada esposa: Mi Carmen me seguirá pronto, porque de mi vida ha vivido. Efectivamente, el 3 de abril de 1.822, menos de diez meses después de la muerte de Güemes, Carmencita exhalaba su último suspiro, con tan sólo 25 años de edad.
Pigna cuenta la historia de amor entre ambos
Felipe Pigna cuenta que a Martín Miguel de Güemes todos lo respetaban, hasta sus enemigos. Era además un soltero codiciado por las mujeres. De Carmen Puch, las crónicas de la época decían que poseía una belleza incalculable, al punto que algunos la consideraban la más hermosa de Salta.
La escritora Juana Manuela Gorriti solía decir que "era una mujer maravillosa, con todas las seducciones que puede soñar la más ardiente imaginación".
La muchacha había nacido en 1.797 y era hija de un español de fortuna que adhirió a la causa revolucionaria donando casi todos sus caballos a "Los Infernales". Güemes era el comandante de ese ejército de héroes gauchos y por eso es lógico que Carmencita lo admirara.
La que ofició de celestina y los presentó fue Macacha Güemes, apenas se enteró de que su hermano había roto su compromiso con su novia, Juana María Saravia.
Eran épocas de guerra y el amor entre Carmen y Martín fue igual de intenso. Se casaron en seguida, en 1.815, a dos meses de que Güemes fuera nombrado gobernador.
Ella tenía 18 años y él pisaba los 30. La boda entre el hombre de coraje legendario que acababa de ser ascendido a teniente coronel por el General San Martín, y la belleza de pelo rubio, se celebró en la catedral de Salta y se festejó en la ciudad y en la provincia entera durante varios días.
Dos años más tarde, comenzaron a nacer los hijos: Martín del Milagro, que luego fue gobernador de Salta; Luis e Ignacio, a quien Güemes nunca llegó a conocer. La vida en el norte del país era muy agitada y los enemigos del general gaucho muy poderosos.
Carmen tuvo que cambiar varias veces de residencia para proteger la seguridad de su familia y también acostumbrarse a ver partir a su hombre para librar tantas batallas. En su desesperación por quebrar a Güemes, los realistas llegaron a planificar el secuestro de Carmen y sus hijos con el propósito de extorsionarlo.
Embarazada de ocho meses, la mujer no dudó en cargar al pequeño Martín de tres años y a su bebé Luisito de un año, para hacer un peligrosísimo viaje a caballo hasta una estancia de su padre en Rosario de la Frontera. Hasta allí le llegaban las cartas que Martín le escribía cada día y que le enviaba con un mensajero.
La escritora Juana Manuela Gorriti solía decir que "era una mujer maravillosa, con todas las seducciones que puede soñar la más ardiente imaginación"