Con la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María inicia el tiempo navideño
Como cada año, la Iglesia Católica celebra este 8 de diciembre la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, fecha en que la comunidad arma el pesebre y el árbol de Navidad, dando paso al tiempo navideño.
El pesebre tiene un significado religioso, pues a través de él se representa el acontecimiento que dio inicio a la era cristiana con la llegada del Salvador.
Misas
En Salta habrá celebraciones en honor a la Virgen en numerosas parroquias. En la Catedral las misas se oficiarán a las 8, 9, 10, 11 y 19, mientras que a las 20 se rezará el rosario en la Plaza 9 de Julio junto a la imagen de la Virgen del Milagro.
En tanto, en la parroquia y Santuario Nuestra Señora del Valle se llevará a cabo la fiesta patronal en honor a la virgen morena, con procesión a las 17 y misa a las 18.
La fiesta de la Inmaculada Concepción fue establecida en 1476 por el Papa Sixto IVPapa Clemente XI la hizo universal en 1708. Pero fue el Papa Pío IX quien proclamó solemnemente en 1854 el dogma de la Inmaculada Concepción de María: "Declaramos, afirmamos y definimos verdad revelada por Dios la doctrina que sostiene que la santísima Virgen María fue preservada, por especial gracia y privilegio de Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo Salvador del género humano, inmune de toda mancha de pecado original desde el primer instante de su concepción".
Francisco explica el significado del pesebre
A fines de noviembre, el papa Francisco recordó que la historia de los pesebres de Navidad se remonta a días posteriores al 29 de noviembre de 1223, cuando el Papa Honorio III aprobó en Roma la Regla franciscana a San Francisco de Asís.
“Después de su viaje a Tierra Santa, aquellas grutas le recordaban de manera especial el paisaje de Belén. Y es posible que el Poverello quedase impresionado en Roma por los mosaicos de la Basílica de Santa María la Mayor, que representan el nacimiento de Jesús, justo al lado del lugar donde se conservaban, según una antigua tradición, las tablas del pesebre”, escribió el Papa.
Quince días antes de la Navidad de aquel año, en Greccio (Italia), el santo le expresó a un hombre de nombre Juan que deseaba “celebrar la memoria del Niño que nació en Belén” para “contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno”.
El hombre cumplió el deseo y el 25 de diciembre, junto a frailes y otras personas, San Francisco encontró el pesebre con el heno, el buey y el asno.
Las personas “mostraron frente a la escena de la Navidad una alegría indescriptible, como nunca antes habían experimentado”. “Después el sacerdote, ante el Nacimiento, celebró solemnemente la Eucaristía, mostrando el vínculo entre la encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En aquella ocasión no había figuras: el de Belén fue realizado y vivido por todos los presentes”.