Activistas y plataformas virtuales bajo la lupa por incitar al caos
Activistas y Plataformas Virtuales Bajo la Lupa por Incitar al Caos y por la desinformación y el discurso de odio en redes sociales alimentan disturbios masivos en varias ciudades británicas. Los responsables podrían enfrentar cargos de terrorismo.
La reciente ola de disturbios en Gran Bretaña ha desatado una tormenta política y social, alimentada por la propagación de noticias falsas y discursos de odio en las redes sociales.
La violencia, originada tras el asesinato de tres jóvenes en Southport, se ha extendido a múltiples ciudades del país, con manifestaciones antiinmigración que han derivado en enfrentamientos con la policía. Las autoridades investigan a los ideólogos detrás de la incitación a la violencia, quienes los acusaran de delitos de terrorismo, incluso si se encuentran fuera del Reino Unido.
El detonante inicial de los disturbios fue la difusión de noticias falsas que atribuían el asesinato de tres chicas en Southport a un ciudadano sirio, identificado erróneamente como Ali al-Shakati.
Esta información falsa, difundida por la plataforma Channel3 Now y amplificada por medios como Russia Today, se propagó rápidamente en redes sociales como Facebook, X (anteriormente Twitter), y Telegram.
Aunque las autoridades confirmaron que el detenido, un joven de 17 años, era un galés de origen ruandés, la desinformación ya había encendido la chispa de la violencia.
Activistas en la mira
Entre los principales instigadores de la violencia se encuentran figuras como Tommy Robinson, alias de Stephen Yaxley-Lennon, fundador de la Liga de Defensa Inglesa (EDL), y el influencer extremista Andrew Tate.
Ambos utilizaron sus plataformas en redes sociales para perpetuar la narrativa falsa que culpaba a inmigrantes y refugiados del crimen en Southport.
Reacciones de las autoridades
El director del Crown Prosecution Service, Stephen Parkinson, advirtió que el enaltecimiento de la violencia en las redes podría llevar a cargos de terrorismo.
“Cuando hay grupos organizados que buscan promover una ideología a través del desorden público, consideramos que se trata de un delito de terrorismo”, afirmó Parkinson.
Las autoridades no descartan solicitar la extradición de individuos como Robinson y Tate, quienes se encuentran fuera del país pero han jugado un papel crucial en la incitación a la violencia.
El papel de las redes sociales
Joe Mulham, director de investigaciones de Hope Not Hate, señaló que “la ola de violencia es organizada de manera orgánica, con el apoyo de racistas y activistas locales de extrema derecha”.
Las redes permitieron que una lista de localizaciones para protestas, compartida inicialmente en un canal pequeño de Telegram, se difundiera a escala nacional, mostrando lo fácil que es propagar el miedo y movilizar a las masas.
La crisis actual en Gran Bretaña pone de manifiesto la necesidad de regular el entorno virtual y frenar la desinformación y el discurso de odio que alimentan la violencia.
Mientras las autoridades investigan la implicación de activistas y posibles actores extranjeros en la incitación al desorden, la amenaza de nuevos disturbios sigue latente. La sociedad británica enfrenta un desafío complejo que requiere una respuesta contundente para evitar que la violencia se extienda aún más.