Mundo

Acuerdo financiero millonario y falta de acción ante acusaciones de abuso sexual

El escándalo del sacerdote Andrew Hindley, acusado de agresión sexual, es objeto de múltiples investigaciones policiales, pero nunca imputado formalmente.

El sacerdote Andrew Hindley, quien trabajó durante tres décadas en la diócesis de Blackburn, Reino Unido, lo tienen como objetivo de cinco investigaciones policiales, todas relacionadas con acusaciones de agresión sexual. Aunque nunca lo imputaron formalmente, y lo consideraron un potencial riesgo para niños y jóvenes, según informes de la Iglesia Anglicana.

Entre 1991 y 2021, Hindley desempeñó varios roles dentro de la diócesis de Blackburn, incluyendo el cargo de canónigo sacristán.

Sin embargo, las preocupaciones sobre su conducta de “un secreto a voces” entre los altos clérigos de la Iglesia, según declaraciones recientes. Pese a las repetidas denuncias y evaluaciones de riesgo que señalaban el peligro que representaba, la respuesta de la Iglesia fue, en su mayoría, inadecuada y carente de firmeza.

El Acuerdo Financiero y la Renuncia

En 2022, la Iglesia Anglicana llegó a un acuerdo financiero con Hindley, ofreciéndole 240.000 libras esterlinas (aproximadamente 308.000 dólares estadounidenses). Este acuerdo, según reveló la BBC, lo firmaron bajo condiciones de confidencialidad, lo que impide conocer el monto final pagado.

La vicedecana y jefa de salvaguardia de la catedral de Blackburn, Rowena Pailing, renunció en protesta por este arreglo, argumentando que la Iglesia priorizó su reputación y la protección del clero por encima del bienestar de las víctimas.

“No podría trabajar para una organización que antepone su propia reputación y la protección de los presuntos abusadores a la protección, el cuidado y la escucha de las víctimas y sobrevivientes”, afirmó Pailing en su primera declaración pública sobre el caso.

Un Problema Sistémico

El caso de Andrew Hindley ha evidenciado las debilidades estructurales y procedimentales de la Iglesia Anglicana en el manejo de acusaciones de abuso sexual.

A lo largo de los años, Hindley fue suspendido en al menos dos ocasiones y se le impusieron restricciones, como la prohibición de asistir a coros y visitas escolares. No obstante, estas restricciones no fueron supervisadas adecuadamente, lo que permitió que el sacerdote continuara en su puesto.

El experto en protección infantil Ian Elliott criticó la falta de acción de la Iglesia ante las repetidas advertencias sobre Hindley. “Cuando se encarga una evaluación de riesgos, es por una razón”, dijo Elliott, quien ha llevado a cabo revisiones de salvaguardia en instituciones religiosas a nivel mundial. “No creo que la Iglesia Anglicana sea segura”.

Una Iglesia en Crisis

El escándalo de Hindley ha generado una profunda reflexión dentro de la Iglesia Anglicana sobre su capacidad para responder adecuadamente a casos de abuso sexual.

Los arzobispos de Canterbury y York han reconocido la necesidad de “aprender de los errores del pasado” y reformar los procedimientos de salvaguardia para garantizar la seguridad de los niños y jóvenes.

“La Iglesia debe actuar rápida y adecuadamente en cuestiones graves de salvaguardia”, dijo el obispo de Blackburn, Philip North. La crisis que enfrenta la Iglesia Anglicana no solo es una prueba de sus procedimientos, sino también de su voluntad para tomar decisiones valientes y justas en defensa de las víctimas.

Volver al botón superior