Alarma en Bolivia por contaminación con mercurio en 6 comunidades indígenas
Un estudio prende las alarmas en Bolivia por la contaminación con mercurio en seis comunidades indígenas de la Amazonía producto de la minería del oro, en sus cuerpos hay casi 7 veces más del metal tóxico por encima del nivel tolerable para la salud.
Seis etnias de la amazonia boliviana, sobre todo en los Esse Ejjas y los T´simanes, registraron resultados alarmanete según se desprende de un estudio aplicado principalmente a mujeres en edad fértil.
La investigación fue patrocinada por la Central de Pueblos Indígenas de La Paz (CPILAP) y contó con los servicios de la estatal Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) en el análisis final de las muestras de cabello tomadas a 302 personas de las etnias Esse Ejjas, T´simanes, Tacanas, Mosetenes, Lecos y Uchupiamonas que viven en el norte del departamento de La Paz, una de las principales zonas de Bolivia donde se explota oro en los ríos amazónicos.
“Hemos hecho el estudio en personas y en peces en el agua y nos ha reflejado niveles de contaminación muy alarmantes. Urge tomar medidas sanitarias que ayuden a controlar estos efectos”, dijo a France 24 el líder del CPILAP, Gonzalo Oliver, del pueblo Tacana.
Los resultados señalan que hasta un 74,5 % de las personas examinadas tienen mercurio por encima de lo aceptable con una media de 3,93 partes por millón (ppm) cuando lo permisible en el cuerpo, según los organismos internacionales de salud, es de 1 ppm.
Los registros más altos están en los Esse Ejjas con 6,9 ppm y los T’simanes, con 6,8 ppm. Paradójicamente, estas etnias viven en la ribera de ríos de una zona alejada de las operaciones mineras ilegales, pero su población está contaminada con mercurio por su elevado consumo de peces y por beber agua de ríos donde los mineros desechan la sustancia usada para extraer oro.
“Hemos tenido reportes en los niños Esse Ejjas de comportamientos muy extraños como el de sueño repentino, dificultades en el aprendizaje, parámetros que nos dicen que algo está mal”, apuntó Oliver y agregó que también hay informes sobre dificultades en los embarazos y hasta de pérdidas de bebés en gestación que pueden relacionarse con la contaminación.
El líder indígena pidió la formación urgente de una brigada médica de organismos internacionales de salud para ayudar a esa población vulnerable a mitigar los efectos de la contaminación, exigió al Gobierno prohibir el uso del mercurio y “luchar contra la minería ilegal y destructiva”, que realizan centenares de cooperativas mineras en la zona donde están las etnias afectadas.
La situación de los pescadores Esse Ejjas en el río Beni fue advertida en 2022 por la Defensoría del Pueblo, que alertó en un informe sobre su “abandono y automarginación” con el peligro de que el “envenenamiento con mercurio y metilmercurio” podría “causar riesgo de extinción”.
Además, en 2021, según la Defensoría, un estudio de la Red Internacional de Eliminación de Contaminantes (IPEN, en inglés) realizado en cuatro países, estableció que las mujeres Esse Ejjas tenían un nivel de mercurio de 7,58 ppm, muy por encima de los resultados arrojados en las mujeres examinadas en comunidades amazónicas de Brasil, Venezuela y Colombia.
“Estamos perdiendo generaciones en los pueblos indígenas”
El biólogo Darío Achá, responsable del Laboratorio de Calidad Ambiental de la UMSA e investigador de la problemática del mercurio en Bolivia con instituciones de Francia y Canadá, subrayó que la contaminación por esa sustancia en la Amazonía “ya era preocupante hace 20 años y ahora parece haberse agravado más”.
Indicó que “las mamás embarazadas transmiten el mercurio a sus bebés y esto genera problemas de desarrollo principalmente en el sistema nervioso” y que una exposición crónica, como ocurre entre los pueblos amazónicos, se manifiesta en “que la capacidad intelectual se va perdiendo por efecto del mercurio”, tanto en niños, como en adultos.
“Es un problema realmente dramático. Estamos perdiendo generaciones en los pueblos indígenas, que van a quedar afectadas intelectualmente por el mercurio”, expresó a France 24 para subrayar que se trata de una “injusticia” contra una población vulnerable.
Una forma de mitigar el daño, según el investigador, sería el cambio de la dieta en esos pueblos pescadores, ofreciéndoles el consumo de otro tipo de proteína y carnes, ya que los indígenas del Amazonas tienen en el pescado su principal fuente de nutrición.
El experto llamó la atención sobre otras investigaciones realizadas entre mineros del Amazonas que manipulan mercurio, pero que tienen bajos índices de contaminación, lo que se explica porque consumían mayormente otro tipo de carne y con poca frecuencia comían pescado.
El problema, según Achá, es complejo porque hay mucha gente dedicada a la minería en el Amazonas, hay una alta producción de mercurio en el mundo y también una elevada demanda de oro, sobre todo de los países que lo guardan en sus bóvedas como una reserva económica.
Bolivia, el mayor importador de mercurio
Bolivia es signataria del Convenio de Minamata sobre el Mercurio, pero instituciones como la Defensoría del Pueblo y la Relatoría de la ONU sobre Sustancias Tóxicas y Derechos Humanos, han cuestionado que el Gobierno no pueda evitar la circulación del metal tóxico y, al contrario, el país se haya convertido en un comprador de importancia mundial.
Según estadísticas del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Bolivia fue entre el 2018 y el 2021 el segundo mayor importador de mercurio en el mundo detrás de India, pero en 2022 lideró las estadísticas al comprar 94 toneladas con un valor de cinco millones de dólares.
En cambio, en 2022, Argentina gastó en la importación de mercurio 1,2 millones de dólares; Brasil, 690.000 dólares; Colombia, 303.000 dólares y Perú, 40.000 dólares, entre las cifras relevantes de la región sudamericana, según los datos facilitados por esa institución.
Bolivia se ha convertido, según la opinión de expertos en el tema, en una especie de “importador regional”, desde cuyo territorio se trafica irregularmente el metal a otros países vecinos donde está prohibido el comercio de mercurio, pero se sigue utilizando en la minería aluvial.
En las últimas horas, el Gobierno de Luis Arce ha emitido un decreto que crea el Registro Único de Mercurio (RUME) y establece la obligación de una “autorización previa para la importación o exportación de mercurio”, con la finalidad de “proteger la salud humana”.
Los dirigentes de las cooperativas mineras han rechazado la norma y anunciaron movilizaciones contra el Gobierno al considerar que la regulación tendrá un efecto especulativo en los precios.
Con el apoyo de la Organización de Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), Bolivia tiene dos proyectos para avanzar en el cumplimiento del Convenio de Minamata.
El coordinador de ONUDI en Bolivia, Diego Álvarez, informó que el proyecto PlanetGold Bolivia, que busca la reducción de las emisiones y liberaciones de mercurio, ha identificado, junto a representantes de las cooperativas mineras, las operaciones piloto donde “se podrá ejecutar la asistencia técnica con la implementación y/o adecuación de tecnologías sin el uso de mercurio”.
Proyecto desde julio próximo
En paralelo, según ONUDI, también se trabaja con la Fundación MEDMIN para contar con información de los distritos mineros que utilizan más mercurio, en qué tipo de minería se usa y si sus operaciones están mecanizadas o semimecanizadas.
Se trata de pasos para perfilar las políticas y directrices del Plan de Acción Nacional para la reducción del uso de mercurio, que reclaman también con urgencia indígenas, ecologistas y centros de investigación por la necesidad de regular su comercio en la Amazonía.
(France 24).