Asesinato de Leonel Francia: la tía dijo que la madre lo castigaba con un cinto

Durante la audiencia de este miércoles 27 de agosto, continuó el juicio contra Lidia Raquel Cardozo, acusada de haber asesinado a su hijo de 11 años. Entre los testigos se destacó la presencia de una tía del niño, quien además cumplía funciones como su tutora ante la escuela. Por su parte, la abuela del menor también había sido convocada a declarar, pero no pudo asistir debido a su estado de salud.
El proceso se lleva adelante en la Sala I del Tribunal de Juicio del Distrito Centro, con la intervención del fiscal penal 1 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Santiago López Soto. Cardozo enfrenta cargos por homicidio calificado por el vínculo y lesiones leves calificadas, ambos en perjuicio del menor.
En esta jornada declararon dos testigos claves: una tía del niño —hermana de la acusada— y una vecina. La tía relató aspectos de la relación entre la madre y su hijo, y explicó que actuaba como tutora del niño ante instituciones educativas y actividades extracurriculares.
Además, sostuvo que Cardozo imponía una disciplina estricta y aplicaba castigos físicos con un cinto cuando el menor no cumplía sus órdenes.
Por su parte, la vecina afirmó haber visto en reiteradas ocasiones al niño colaborando con la apertura del negocio familiar por las mañanas, antes de ir corriendo a la escuela, muchas veces fuera del horario de ingreso.
También se presentó la madre de la acusada y abuela del niño, quien había sido citada como testigo.
Sin embargo, no se encontraba en condiciones de salud para declarar, por lo que el tribunal decidió incorporar su testimonio previo brindado en sede fiscal.
Al finalizar la audiencia, los jueces Leonardo Feans, Martín Pérez y Francisco Mascarello dispusieron un cuarto intermedio hasta hoy, para continuar con la recepción de declaraciones testimoniales.
Hasta el momento, son varios los testimonios que señalan la violencia con la que Lidia Cardozo trataba a su hijo, quien murió por un fuerte golpe en la cabeza. Entre ellos se cuentan los relatos del capataz que trabajaba en la obra de construcción en la vivienda, una docente, dos vecinas y ahora la propia tía del niño.
También se destaca que Leonel colaboraba en el comercio que su madre tenía, incluso en horarios que interferían con su asistencia escolar.
La escuela denunció los malos tratos
La muerte de Leonel Francia, el niño de 11 años asesinado por su madre en la ciudad de Salta, expuso una problemática que, según advierten desde la comunidad educativa, está lejos de ser un hecho aislado.
Viviana Ríos, vicedirectora de la Escuela N.º 4811 “2 de Mayo Crucero ARA General Belgrano”, ubicada en el barrio Solidaridad, sostuvo que la violencia contra niños en la zona sudeste es una realidad cotidiana y alarmante. “Hay muchos Leonel en la zona sudeste”, expresó conmovida en una entrevista con el periodista Ángel Mansilla, durante el programa Crónicas Policiales, emitido por Multivisión Federal.
Ríos reveló cifras preocupantes: solo en 2022, la escuela en la que trabaja presentó más de 38 denuncias por violencia física y abuso sexual contra menores. “Cada año, registramos más de 32 casos graves”, advirtió.
Lo más grave, según la docente, es que las intervenciones institucionales no siempre logran proteger a los menores. “Lamentablemente, la Justicia suele fallar a favor de los padres, y los niños terminan volviendo al mismo entorno donde son maltratados”, lamentó.
Leonel, que ya había sido identificado por sus docentes como víctima de maltrato antes de su muerte, se convirtió en un símbolo doloroso del abandono institucional. Su historia representa lo que puede suceder cuando las alertas no son escuchadas a tiempo.
El testimonio de Ríos desnuda una realidad urgente: la violencia contra la infancia crece en los barrios más vulnerables de Salta. Habrá que ver cuál es la respuesta del sistema judicial y de protección, la cual quizás sea insuficiente. En ese contexto, las escuelas quedan como el único espacio de contención y escucha para niños que, como Leonel, piden ayuda en silencio.