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“Cada Semana Santa es una nueva oportunidad”, dijo Cargnello

En su homilía el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, al hacer referencia a la última Cena de Jesús con sus discípulos, recordó alguno de sus pasajes, al tiempo que habló del sentido de ser resucitado, el de dejarnos perdonar, el de aceptar nuestras faltas.

Con el Domingo de Ramos, la feligresía católica comienza a vivir la Pasión y Muerte de Jesús. Así la procesión realizada en distintos templos trata de rememorar la entrada del hijo de Dios a la ciudad de Jerusalén.

En la mañana de ayer domingo, el arzobispo de Salta, Mario Cargnello, recorrió los alrededores de Plaza 9 de Julio para terminar en la Glorieta, donde, tras unas breves palabras, bendijo los ramos de los allí presentes.

En su homilía, durante la Misa Central, el obispo, destacó la necesidad de seguir al Señor, al que anima a no dejarlo solo, “debemos reconocer que el gran protagonista es Jesús, Dios con nosotros”, Destaca que Jesús hace un culto de la libertad, donde golpea la puerta de los humanos y respeta la libertad de cada uno de que le abramos o no.

“La cuestión es cómo abrir esta puerta, No se vive por los méritos de los sacrificios, el camino es marcado por Él y lo que nos va indicando”.

Recordó luego la Última Cena, hablando de los gobernantes y su necesidad de que se les agradezca cuando reparten la plata, que es la misma que es del pueblo, “el que gobierna debe ser un servidor”. También recordó los tres momentos en los que Pedro niega a Cristo, antes de que cante el gallo, tal como se lo había adelantado horas antes. Entonces, Cargnello sostuvo que es la imagen la que debe acompañar al cristiano, llegar hasta lo profundo para luego entender el amor de Jesús.

“Solo en el encuentro con el Señor sabemos quiénes somos, ante cualquiera podemos engañar, actuar de buenos, de justos; disimular, pero con el Señor no podemos”, dijo el obispo. Finalmente marcó: “ese proceso de aceptación de uno mismo es lo que se debe hacer en Semana Santa. Estamos llamados a vivir la experiencia de aceptar al Señor, estamos llamados a dejarnos perdonar y abrir el corazón, para que Él entre y con la gracia del Resucitado, advertir nuestras faltas y llamarlas por su nombre”.

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