Campaneros de la Catedral de Salta, apóstoles y arquitectos del sonido milagrero
El tiempo del Milagro trae consigo historias de amor y fe, entre ellas también la de aquellos actores que, aunque invisibles para los fieles, son parte central del relato que transforma a los salteños.
Una de ellas es el relato del apostolado de amor, de quienes están detrás de las campanas del Milagro salteño que estremecen los corazones año a año. Nuevo Diario dialogó con el taller de Campaneros de la Catedral Basílica, compuesto por 16 servidores. Allí, Pepe Fernández es el más emblemático, ya que este año cumple 42 años en su servicio apostólico. Tras una vida plena y entregada a cada septiembre, ha delegado su tarea en Emanuel y Fabricio, los nuevos encargados: "quedan dos excelentes chicos que están muy bien preparados para que puedan llevar este apostolado de tocar la campana", señala, y resalta la entrega absoluta en estos días tan importantes para Salta.
Pepe asegura que se trata de una misión a la que abraza con devoción y responsabilidad. Así fue como detalló, entre otras cosas, que las campanas de la Catedral Basílica suenan el primer jueves, en adoración al Santísimo Sacramento, el primer viernes en adoración al Sagrado Corazón de Jesús, y los días 13, por el día de la Virgen, durante todo el año. Además, para Semana Santa, Corpus Christi, "y ahora, en este septiembre que es tan bello y que nos regala el Señor. Poder estar a los pies del Señor y la Virgen tocando la campana es un regalo, es una melodía tan bella que tocamos para ellos", sostuvo, y agregó un dato no menos relevante y de color: las de la Catedral son las únicas campanas con melodía en todo Sudamérica. Y es que en lo alto de la torre de la Basílica penden cinco campanas, cada una cumpliendo un papel único en la "Melodía del Milagro" que interpreta este grupo de fieles.
"Desde que se entronizan las imágenes, venimos todos los domingos para prepararnos. ¡Hay que subir y bajar los 80 escalones hasta el campanario!", bromea Fernández, y agrega con nostalgia anticipada: "Este año estoy con una yapa de poder estar aquí, agradecido por este apostolado, como tantos otros servicios que hay adentro en la Catedral".
El llamado
"Llegué un día de la guardia de la hermandad (la escolta a los pies de la Virgen y del Señor del Milagro), y tuve la suerte de ver a los peregrinos a los ojos: fue muy impactante verlos llegar saltando, cantando y cuando están a penas frente a las imágenes es muy fuerte. Ese mismo día salí al patio y escuché el sonido de las campanas que llamaban a la novena y fue el sonido de la campana mayor, la del Señor, que me llamaba allí arriba, y supe que era para mí", aseguró el hombre que abraza con lágrimas a flor de piel estos 42 años, que también recuerdan que el 9 de junio pasado se le "fue" uno de sus compañeros, Dante Flores, conocido como “Coco”, que llevaba 44 años en este servicio.
Momentos Históricos
Consultado por momentos trascendentes que pudo vivenciar en esa trayectoria, Pepe señaló sin titubear: "hay muchos recuerdos importantes que guardo, entre ellos cuando vino el Santo Padre Juan Pablo II en 1986. Nosotros tocamos las campanas cuando llegó y cuando se fue y desde el Papamóvil nos dio la bendición. O cuando se suspendió el Milagro por la lluvia en el año 1987. Y después el primer Milagrito de los niños, me acuerdo en el 2005 la inmensa cantidad de chicos".
"Todos los años son distintos, hoy veía la cantidad de gente que viene caminando, y este año formamos 16 changos campaneros, y aquí estamos, para servir al Señor y la Virgen y tocar las campanas para esos hermanos peregrinos, que llegan como sea, pero llegan cumpliendo esa promesa de una fe tremenda. Sé lo que es, lo he visto de cerca", dice, y suspira para concluir: "Más allá de este trabajo que es intenso, nos llena el alma haber servido un año más".
Por su parte, Emanuel es el sucesor de Pepe en el equipo de taller de las campanas: "este año cumplo 11 años de campanero. Llegué en el año 2.012, muy chico con 12 años, y si bien me costó ingresar, porque antes iba de generación en generación, gracias al Señor y la Virgen pude ingresar y quedarme en el grupo y hasta el día de hoy cumpliendo con el servicio, son 11 Milagros", sostiene y agrega: "La vocación de campanero es para toda la vida, y creo que sería muy difícil pasar un Milagro abajo, sería angustiante porque es una vida entera arriba. El sonido de las campanas son el sonido de cada Milagro, es lo que le da aliento al peregrino cuando va llegando, creo que es un sonido que te alimenta el alma cada año renovando esa fe en el pacto de fidelidad".
Lo que no sabías del campanario
A la torre derecha de la Catedral se accede a través de 60 escalones de un angosto pasillo, que termina en una vista única de la Plaza 9 de Julio y el Cabildo Histórico.
La campana más grande del quinteto pesa 800 kilos. Es tal el peso, que cada campanero no resiste más de un minuto para tocarla, debido a las vibraciones que se generan y al cansancio que se produce en las extremidades. En tanto, la campana más pequeña fue reemplazada en el año 2.011 ya que se encontraba deteriorada.