Del Frari, finalmente, se baja de la Defensoría del Pueblo retirando su candidatura
La renuncia ingresó este lunes a media mañana y sorprende tras semanas de tensiones, un dictamen técnico que lo favorecía y un proceso cargado de controversias.
El exconcejal Martín Del Frari retiró formalmente su candidatura para ocupar la Defensoría del Pueblo de Salta. La nota de desistimiento ingresó al Concejo Deliberante este lunes cerca de las 10.30, confirmaron fuentes legislativas. Con ese gesto, el dirigente pone fin —al menos por ahora— a una postulación que había generado intensos debates técnicos, choques políticos y objeciones de organizaciones sociales.
Un giro inesperado
La decisión llega apenas una semana después de que el asesor jurídico del Concejo, Ernesto Miguel Aráoz, emitiera un dictamen no vinculante que desestimaba las impugnaciones contra Del Frari y habilitaba su continuidad en el proceso. El documento —al que accedió Nuevo Diario— analizaba en detalle la Ordenanza 14.501 y concluía que la incompatibilidad para ejercer el cargo solo opera al momento de asumir, no durante la etapa de inscripción. Esa interpretación, alineada con jurisprudencia reciente —incluido el fallo de la Corte Suprema en el caso del juez Ariel Lijo— permitía que un funcionario o concejal se postule siempre que renuncie antes del acto de designación. Aráoz fue contundente: “no corresponde hacer lugar a las impugnaciones” y la normativa “no exige la ausencia de cargo público al momento de la inscripción”. Con ese aval jurídico y con su renuncia a la banca ya presentada en tiempo hábil, Del Frari había quedado técnicamente más adentro que afuera.
La candidatura del exedil había enfrentado, sin embargo, fuertes resistencias políticas y objeciones desde organizaciones feministas. La Multisectorial de Mujeres de Salta había presentado una impugnación —fuera de plazo, pero considerada como aporte informativo— que recordaba denuncias, antecedentes periodísticos y episodios de violencia política de género entre 2018 y 2024.A ese rechazo se sumó la postura pública de la concejal Agustina Álvarez, quien había adelantado su voto negativo: “Necesitamos a alguien que defienda a los ciudadanos, no que busque quedar bien con el gobierno. La renuncia de Del Frari fue extraña y el proceso no es claro”, sostuvo en reiteradas intervenciones.
El avance del proceso quedaba en manos de la comisión evaluadora, integrada por Gonzalo Corral, Gonzalo Nieva, Arnaldo Ramos, Laura Jorge Saravia y Malvina Gareca. Debían definir si Del Frari integraría la terna final que después votaría el pleno del Concejo. Pese al clima adverso, su continuidad en competencia parecía encaminada: el dictamen lo favorecía, la Comisión había ratificado semanas atrás que “seguía en carrera” y aún le restaba la instancia formal de descargo. Por eso la renuncia reconfigura el escenario: de los 23 postulantes iniciales, quedaban 21 luego de dos impugnaciones aceptadas por irregularidades; ahora la competencia se reduce aún más y elimina al aspirante que más ruido generaba. Aunque la nota de desistimiento no expone razones, el contexto permite leer múltiples capas: el desgaste político, la presión social, la dificultad de sostener una candidatura cuestionada públicicamente y el riesgo de arrastrar el proceso.
También opera un dato central: la decisión final, aunque sostenida en el dictamen técnico, era eminentemente política. Y allí Del Frari no tenía asegurado el respaldo necesario.



