Dolor en el velatorio de la joven asesinada en el vertedero San Javier

Con sumo dolor, en el Barrio La Paz de zona sureste de la ciudad, despidieron en la tarde los restos de Lorena Alejandra Cardozo, la joven de 24 años que fue asesinada brutalmente en inmediaciones al vertedero San Javier y será sepultada mañana. Familiares y amigos realizaron una manifestación en el barrio Solidaridad exigiendo justicia, y analizan una convocatoria más amplia para el lunes, acompañadas de organizaciones feministas que estuvieron presentes en el tránsito de esta familia.

Así, el camino hacia el #8M en Salta se configura más sinuoso que nunca, tras las cifras que duelen sobre violencia de género y en un contexto en donde la provincia se encuentra en el triste podio de las tasas más altas de femicidios.

Abandono y precariedad total a minutos del centro de la ciudad

Nuevo Diario acompañó las instancias del velatorio en Barrio La Paz en el domicilio de la cuñada de Lorena. Allí, crecían las expresiones de indignación y dolor por este crimen, que dejó huérfana a una niña de tres años y un dolor absoluto en sus padres y abuelo que vivían con ella, en un contexto de precariedad y abandono total del Estado en un lugar con condiciones infrahumanas e inhabitables que se perpetúan.

El asentamiento San Javier, donde vivía Lorena, data del 2018, junto al asentamiento Virgen de Urkupiña. Con el tiempo, fue acrecentando su tamaño pese a las condiciones de inhabitabilidad que presenta la zona: desde la contaminación por resultar inmediato al basurero municipal, la ausencia total de infraestructura de servicios básicos, accesos adecuados, seguridad, entre otros. Sin embargo, la desesperación de las familias, que se vio acentuada durante la pandemia, hizo que encontraran en estos territorios un lugar para establecerse, con altos costos, inclusive el de la vida misma.

“A Alejandra la conocí en el asentamiento, porque soy la encargada de preparar el almuerzo para la gente de aquí”, dijo a Nuevo Diario Jessica, una de las convocantes de la marcha que realizaron en inmediaciones del centro de salud de barrio Solidaridad, pidiendo Justicia. Así detalló la compleja vida de quienes están establecidos en los asentamientos de Urkupiña, La Paz e Israel, sin ningún tipo de servicio básico, todos colindantes con el basurero municipal, lo cual torna aún más difícil la vida.

“Antes eran apenas 20 familias, y hoy somos más de 200 las que nos tuvimos que establecer aquí, porque no podemos acceder a una vivienda digna, porque el Estado no nos da respuesta, porque los alquileres son inalcanzables, porque somos madres solteras y no nos aceptan con hijos, no es que queremos estar aquí, es que no tenemos opciones”, señaló.

A ese contexto de por sí alarmante, se le suma la creciente inseguridad, debido a que conviven con personas en situación de adicción: “Duermen entre las malezas, y están abandonados a su suerte, aquí a unos metros”, señaló la vecina.

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