Salta

Dolor en varios sectores por la muerte de la referente wichí Octorina Zamora

Entes, organismos y movimientos de derechos humanos por el fallecimiento de Octorina Zamora desde la madrugada de ayer trascendieron el territorio nacional, y movilizaron expresiones de dolor, además de una declaratoria de duelo. Sus restos serán sepultados hoy a las 10.30 en el cementerio de la Divina Misericordia.

Su grito y su lucha ya se escuchan en las estrellas, desde donde seguramente estará librando su próxima pelea… dijeron ayer allegados en su sepelio. 

Se  fue Octorina tras varias semanas internada con una afección que finalmente no pudo superar. La lideresa wichí  nacida en Embarcación  y una de las voces más reconocidas y respetadas de las comunidades originarias, se fue pero no nos dejó: su legado hoy arroja  más que semblanzas.

El ejemplo de una mujer que ya desde la década de los 90, fue una de las primeras protagonistas  de las manifestaciones públicas  desde los pueblos indígenas que reclamaban visibilidad y el acceso a condiciones dignas de vida.

En esa misma década Zamora comenzaba a dar batalla en la provincia por los Lotes 55 y 14 del Gran Chaco: significaba el primer reclamo de tierras por parte de las organizaciones indígenas en nuestro país.

Como mujer indígena fue además la precursora en el feminismo y su afán por hacer escuchar el grito vivo indígena, la llevó inclusive a invitar a Rigoberta Menchú (premio Nobel de la Paz) a visitar las comunidades del Pilcomayo 

Participó de numerosos documentales que abordaban la cultura wichí en un marco donde aún predominaba el discurso religioso en relación a las culturas indígenas  como también al rol de la mujer.

Ya cerca del 2.000, Zamora recupera una demanda histórica que es el derecho al acceso a una educación bilingüe y pluricultural, lucha que se extenderá  a lo largo de los gobiernos salteños que persistentemente desatendieron las voces de las comunidades originarias, inclusive hasta el último año de gestión del exgobernador Juan Manuel Urtubey, con una huelga de hambre durante enero del 2019 y con una gran movilización de indígenas del Pilcomayo, acampando en pleno centro de la ciudad: “vamos por una ley de educación indígena que contemple todos nuestros derechos”, sostenía con firmeza tras semanas y semanas de acampe.

Octorina enarboló de forma temprana  las primeras banderas del feminismo, en paralelo a la lucha por el territorio, instalando la idea del cuerpo como territorio, tras denunciar los abusos sexuales que ocurrían a niñas y adolescentes de las comunidades originarias en manos de criollos, trascendiendo a la escena nacional en los albores del dos mil.

Una permanente denunciante del sufrimiento de niños, niñas frente a la ausencia total de políticas  del Estado, como también defensora acérrima del ambiente.

Su frágil estado de salud de los últimos meses, mantuvo a Zamora alejada de manifestaciones y reclamos. No obstante, a fines del año pasado, acompañó  el acampe de comunidades de distintos puntos del país en el Congreso de la Nación  por la Emergencia Territorial y el relevamiento de tierras de propiedad ancestral, último diálogo extenso que mantendría con Nuevo Diario.

También acompañó a las más de 30 mujeres del norte provincial que denunciaron haber sido abusadas sexualmente, y que solicitaban contención por parte del Estado y el fin del denominado “chineo”, que no es otra cosa más que una violación de niñas, adolescentes y mujeres en manos de los criollos. 

Duelo en su memoria

En vida, la referente recibió múltiples reconocimientos por su tarea, su pensamiento y acción (“yo no soy militante, yo actúo”, repetía) por parte de espacios y entidades gubernamentales y no gubernamentales.

Así también se hicieron eco del dolor de su partida, entre ellos el propio INAI (Instituto de Asuntos Indígenas) en la figura de su presidenta, Magdalena Odarda. En virtud de este doloroso acontecimiento, el organismo nacional dictó 3 días de duelo en su memoria.

Se fue Octorina pero no nos dejó. Ni siquiera el olvido podrá vencer la rebelde semilla que anida hoy en cada una, en cada uno de los que transitamos a su lado, una pequeña parte del camino.

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