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Economistas salteños analizan los alcances de la salida gradual del cepo

El Gobierno Nacional anunció que desde el próximo lunes se iniciará una nueva fase del programa económico que incluye una flexibilización del cepo cambiario.

Aunque desde algunos sectores se habló de un “fin del cepo”, los economistas consultados remarcan que no se trata de una liberación total del mercado de cambios, sino de una apertura parcial que aún impone restricciones, especialmente para las empresas.

El anuncio del Gobierno Nacional marca una nueva etapa en su política económica, con el objetivo de avanzar hacia un régimen de tipo de cambio más flexible y mayor apertura al mercado. Sin embargo, los especialistas advierten que se trata de una flexibilización parcial, con impactos aún inciertos sobre la inflación y con un horizonte condicionado por el comportamiento del mercado y la evolución de las reservas del Banco Central.

En diálogo con Nuevo Diario, el economista salteño Juan Pablo López López señaló que el anuncio del ministro de Economía, Luis Caputo, representa una “flexibilización y no una eliminación del cepo”. Según explicó, se levantan restricciones principalmente para las personas físicas, quienes podrán comprar dólares a precio oficial sin estar limitadas por el tope mensual de 200 dólares, ni por restricciones anteriores relacionadas con asignaciones sociales o empleos en el sector público.

“La novedad es que ahora cualquier persona física, sin restricciones, podrá comprar dólares directamente a través del banco. Antes estaba limitado y muchos tenían que recurrir al dólar MEP o contado con liquidación”, señaló López López.

Respecto a las personas jurídicas, el economista detalló que también habrá flexibilización, pero limitada al uso de utilidades obtenidas a partir del año 2025. “Las empresas podrán girar dividendos al exterior con ganancias obtenidas a partir de ese año. Se trata de un cambio hacia adelante, no inmediato”, advirtió.

Además, se eliminará el llamado “dólar blend”, un mecanismo que permitía a los importadores pagar una parte de sus operaciones con dólares oficiales y otra parte con dólares financieros. Esta eliminación también impactará en las futuras importaciones realizadas a partir de 2025.

Un nuevo tipo de cambio con banda flotante

Otra de las medidas destacadas es la implementación de una banda de flotación para el tipo de cambio oficial, que irá de los 1.000 a los 1.400 pesos por dólar. Según López López, esto implica de hecho una devaluación estimada en un 15%, aunque el gobierno prefirió referirse a ello como una “corrección” o “flotación administrada”.

El anuncio se da en el marco de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que permitirá el ingreso de 12.000 millones de dólares el martes próximo, a los que se sumarán otros 11.000 millones aportados por distintos organismos internacionales. Este dinero será utilizado, en parte, para cancelar letras del Tesoro con el Banco Central, lo cual, según el gobierno, no incrementará la deuda total, sino que implicará un canje de deuda interna por deuda externa.

Sin embargo, López López advirtió que esta corrección del tipo de cambio puede tener un fuerte impacto inflacionario, sobre todo considerando que el índice de inflación de marzo fue del 3,7%, con una tendencia creciente. “Lamentablemente, en Argentina, cualquier corrección del dólar se traslada automáticamente a los precios, aún si los productos no tienen componentes importados. Eso es un comportamiento típico del empresariado argentino”, sostuvo.

Una liberalización “acotada”

Por su parte, el economista Rolando Carrizo también consideró que se trata de una salida parcial del cepo. “Esta es la fase tres del programa económico del Gobierno. Es un paso más hacia una economía integrada al mundo, pero todavía limitado. Solo se libera parcialmente el movimiento de capitales, y sólo para personas físicas, no para empresas”, explicó.

Carrizo subrayó que la existencia del cepo actúa como un freno a las inversiones. “Nadie va a venir a invertir si no puede girar sus ganancias libremente. El cepo pone condiciones a la salida de capitales, lo cual es un gran desincentivo”, sostuvo, y remarcó que “la eliminación de estas trabas es indispensable para atraer inversiones en sectores clave como la minería, el petróleo o la industria”.

Respecto de la banda de flotación del dólar, coincidió con López López en que se trata de una libertad “acotada”: “El tipo de cambio va a fluctuar entre los mil y los mil cuatrocientos pesos, pero si se pasa de ese rango, el Banco Central intervendrá comprando o vendiendo dólares. Esto sigue siendo una regulación indirecta”.

Finalmente, Carrizo remarcó que, para llegar a una verdadera liberalización del mercado cambiario, es necesario primero fortalecer las reservas del Banco Central. “Esa es la base para consolidar la estabilidad monetaria. Sin reservas, no hay flotación libre posible”.

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